miércoles, 1 de noviembre de 2017

Prólogo o introducción de Pelai Pagés, del [libro] La Revolución Española, día a día (1936-1937) de Juan Andrade



INTRODUCCION       7

LA Revolución Española, día a día (1936-1937) incluye la casi totalidad de la producción política firmada por Juan Andrade durante los meses de la guerra civil española que van desde noviembre de 1936 a mayo de 1937. Con una larga experiencia periodística, actividad que cultivó desde muy joven- había colaborado en numerosos periódicos y revistas; había dirigido “Renovación” y “La Antorcha”, ambos portavoces del Partido Comunista de España, “ Comunismo”, el órgano teórico de la izquierda Comunista de España: había sido redactor el periódico madrileño “El Sol”, etc- Andrade nos muestra en todos sus artículos políticos un estilo periodístico mordaz y polémico, brillante, y al mismo tiempo, exento de retórica y muy poco metafórico para describir e interpretar la realidad. Pero, además, y superado el estilo periodístico que los distingue, sus artículos nos desvelan las posiciones políticas que sostuvo el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) desde el inicio de la revolución, en julio de 1936, hasta los hechos de mayo de 1937, cuando la campaña iniciada por el PCE y PSUC contra el POUM culminó en la eliminación política de la única fuerza marxista revolucionaria existente en España, en el asesinato de Nin y de otros muchos militantes poumistas y cenetistas, y en el encarcelamiento de numerosos miembros del POUM , ente ellos, el propio Juan Andrade.


En efecto, la actividad periodística de Andrade había ido estrechamente vinculada a su militancia política. Se trataba de un periodismo militante cuyo objetivo y horizonte había sido siempre la defensa de los intereses de la clase obrera. Cabe recordar, esquemáticamente, que Andrade había sido miembro del grupo de Estudiantes Socialistas, fundador del Partido Comunista Español, en abril de 1920, perteneciendo a su Comité Ejecutivo hasta abril de 1926. Separado del PCE por su oposición a la política que imponía el stalinismo en todas las secciones nacionales de la Internacional Comunista, a principios de los años 30 había sido fundador y dirigente de la Oposición Comunista de izquierda- denominada Izquierda Comunista de España a partir de 1932-; y cuando esta organización se fusionó con el Bloque Obrero y Campesino para constituir el POUM, en septiembre de 1935, fue el máximo responsable del nuevo partido en Madrid.


Andrade residió siempre en Madrid y en esta ciudad había sido firmante, en nombre del POUM, del programa electoral del Frente Popular, en febrero de 1936, pero al estallar la insurrección militar se desplazó a Barcelona para colaborar en las tareas políticas y organizativas que había planteado la revolución, e inmediatamente se integró en el Comité Ejecutivo del POUM. Durante los primeros meses de la guerra y de la revolución. Andrade, desde este cargo de responsabilidad, se había ocupado de la redacción de muchos de los artículos editoriales de la “La Batalla”, pero la dureza con que arremetió contra la formación del gobierno Largo Caballero, en septiembre de 1936, le obligó a prescindir de esta tarea. A partir de entonces su colaboración en “La Batalla” se concretó en la redacción de una “Notas Políticas Diaria” y en trabajos esporádicos sobre cuestiones y problemas más estructurales.


Es preciso tener en cuenta la ubicación geográfica de Andrade, el hecho de su residencia en Barcelona durante la guerra para comprender el contenido y los temas de análisis de sus artículos, puesto que Cataluña fu donde la revolución social que se desarrolló al iniciarse la guerra civil alcanzó un nivel de profundización más elevado, donde la hegemonía obrera se evidenció desde  el primer momento en todos los dominios de la vida pública y donde el antiguo aparato de poder republicano sucumbió con más facilidad para dar paso a nuevos organismos de poder controlados por las organizaciones políticas y sociales de la clase obrera. La defensa intransigencia de esta revolución social, su estructuración y organización, sin ocultar para nada sus fallos y sus errores, supone el eje vertebrador de todos los escritos de Andrade.


En cuerpo central de La Revolución Española, día a día (1936-1937) lo constituyen sus “Notas Políticas Diaria”, donde mejor se reflejan las características periodísticas y políticas que venimos comentando. Como relató el propio Andrade en 1969, estos breves editoriales “escritos a vuela pluma, aprovechando un momento en el quehacer cotidiano, exponían mi comentario sobre los hechos que iban sucediéndose(1). Pocos son en efecto, los problemas planteados por la revolución que Andrade deja de abordar en sus “Notas”.


En primer lugar, a través de ellas podemos seguir con detalle la evolución política de la revolución y su progreso retroceso, tras las primeras semanas de euforia. Andrade inicia sus “Notas” a finales de noviembre de 1936, en momento de inflexión del proceso revolucionario, algunas semanas después de la formación del Consejo de la Generalitat que supuso la disolución del Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña (septiembre de 1936), y de la inclusión en el Gobierno autónomo de las fuerzas obreras catalanas, incluidas la CNT, el POUM y el PSUC, y cuando las fuerzas sociales y políticas hostiles a la revolución- la pequeña burguesía de Esquerra Republicana de Catalunya, aliada con el PSUC- había iniciado una ofensiva para recuperar su hegemonía perdida y reconstruir el orden político y social anterior a julio de 1936.

 A finales de noviembre de 1936 las intenciones y los objetivos de esta ofensiva, emprendida solapadamente en un primer momento, se habían puesto claramente de relieve, no sólo Catalunya, sino también en el resto del Estado. No es por casualidad que Andrade inicie sus “Notas” con una referencia a la reunión del Parlamento surgido en las elecciones del Frente Popular, de un Parlamento esquelético, reflejo de una correlación de fuerzas superada por los acontecimientos y en el que no se hallaba representada  la CNT, fuerza hegemónica en Catalunya y en otras zonas de la España republicana. Al poco tiempo, - a principios de diciembre- el PSUC provocó una crisis en el Consejo de la Generalitat con el objetivo de marginar al POUM del Gobierno catalán, objetivo que consiguió a las pocas semanas. A partir de entonces la ofensiva contrarrevolucionaria se irá desarrollando con una energía inusitada y con la impotencia, a veces consciente y otras inconsciente, de una CNT que no supo valorar el alcance de esta crisis ni la importancia del poder político para el triunfo de la revolución. La crisis de diciembre, detalladamente analizada en los artículos de Andrade, se enmarca, pues, en un proceso de reflujo de la revolución que se acelerará rápidamente, culminando en la provocación que dio lugar a los hechos de mayo de 1937. La última “Nota” de Andrade data del día 2 de mayo, la víspera misma del inicio de los hechos.

La ofensiva de las fuerzas hostiles a la revolución, para ir frenando su desarrollo y desnaturalizar el contenido de sus conquistas, corre paralela a una acción política de largo alcance que dará sus frutos definitivos, tras los hechos de mayo de 1937: la represión contra el POUM. Difícilmente las fuerzas de la burguesía y de la pequeña burguesía republicana hubiesen podido acometer la tarea de enfrentarse a la revolución de no poseer poderosos aliados en el seno del movimiento obrero: un PSOE reformista, disgregado en fracciones, oscilante y a remolque de los acontecimientos; y un PCE-PSUC, completamente stalinizado, cada vez más poderoso e influyente, y con una política enteramente sometida a los dictados e intereses de la burocracia soviética. La alianza burguesía- stalinista es fundamental para poder comprender la propia ofensiva contrarrevolucionaria, ofensiva que inició, precisamente contra aquellas fuerzas política-sociales situadas en el campo de la defensa de la revolución.

La represión contra el POUM, primer objetivo del stalinismo para poder abordar en una segunda fase la represión contra la CNT, se llevó a cabo de una manera sistemática, en un doble frente interior e internacional. La campaña de calumnias contra el POUM iniciada abiertamente antes de la crisis de la Generalitat e incrementada tras su exclusión de ésta, tuvo una etapa de preparación psicológica, con los procesos realizados en Moscú contra la vieja guardia bolchevique (agosto de 1939) y contra el trotskismo (enero de 1937), ambos acusados de actividades contrarrevolucionarias contra el gobierno de Stalin. Ya es sabido que el POUM, aunque tuvo serias discrepancias con Trotski, era asimilado por el stalinismo al trotskismo. Sus denuncias públicas contra los procesos de Moscú, sus críticas a la URSS y al stalinismo y la solicitud de asilo político para Trotski que presentó el POUM al Consejo de la Generalitat serían motivos y argumentos que utilizaron el PCE y el PSUC para su campaña. En la temprana fecha del 7 de octubre de 1936, “Pravda”, el órgano oficial del Gobierno soviético, escribía estas significativas líneas sobre el POUM:

Los trotskistas españoles intentan romper el Frente Popular; siembran la desconfianza hacia el Gobierno, con lo cual cumple directamente los propósitos de los generales facciosos alemán, que está detrás de ellos, se dedican a la provocación y organizan el terror contra los jefes abnegados de las masas populares.

En los días del proceso de Moscú contra la caterva de trotskistas-zinovievistas, los trotskistas españoles realizaron una sería de actos terroristas contra los comunistas.

En una noche e ataque aéreo a Madrid, la banda de trotskistas se aprovechó de la oscuridad traidoramente, tras de una esquina, mató a un grupo de militantes activos del Partido. En los días de la heroica lucha de las milicias populares en la Sierra de Guadarrama, se descubrió, un complot de los fascisto-trotskistas, los cuales preparaban al asesinato de José Díaz, Dolores Ibarruri, Largo Caballero y Azaña(2).

Las características y el tono utilizado por los soviéticos en sus ataques no tienen nada que envidiar a los utilizados también el PCE y el PSUC. Y cuando el cónsul ruso en Barcelona, el antiguo trotskista Antonov Ovsesenko, desmintió la noticia publicada en “Pravda” el 17 de diciembre de 1936, según la cual, “ la eliminación de trotskistas y anarquistas ha empezado y continuará con la misma energía que en la URSS”, se limitó a decir que “ no hay ni puede haber lugar para ningún ataque contra el movimiento fraternal de los trabajadores de España agrupados en la Confederación Nacional del Trabajo(3), pero no negaba que estos ataques pudieran producirse contra el POUM. Ya a finales de noviembre de 1936, el mismo Antonov Ovssenko, a quien finalmente tampoco perdonaría Stalin su trayectoria política, había acusado a “La Batalla” de estar en combinación con la prensa fascista internacional (4).

La represión contra el POUM, de la que tanto se ha hablado y de la que tanto queda aún por esclarecer, se inició paralelamente a la campaña de calumnia y difamaciones emprendidas; y Madrid, donde el POUM era más débil numéricamente, fue el primer blanco de ataque. A un asalto al local de la Juventud Comunista Ibérica (POUM) por parte de jóvenes de las Juventudes Socialista Unificadas (PCE), el 22 de octubre de 1936, le siguió la suspensión del semanario “POUM”, a mediados de noviembre de 1936; y a principios de febrero de 1937 Radio POUM de Madrid era incautada y “El Combatiente Rojo”, el órgano diario de la sección madrileña del POUM, era suspendido.


A este último respecto existen aún varios oscuros. Se trata de los dos telegramas remitido por Largo Caballero, aún presidente del Consejo de Ministros del gobierno central, al POUM cuando éste protestó contra la represión desencadenada. En el primero de ellos Largo Caballero afirmaba: "Consecuentemente vuestro telegrama ayer sobre suspensión Radio POUM Madrid e incautación imprenta "Combatiente Rojo" es cuestión afecta Gobierno Generalidad, no interviniendo el ello Gobierno Central" (5).


¿Significaba esta imputación de Largo Caballero que el Consejo de la Generalitat poseía tanta fuerza política que sus prerrogativas le permitían actuar incluso en Madrid, al margen del Gobierno Central ubicado en Valencia? Nos atrevemos a pensar que a la sobra de toda esta maniobra se hallaba el todopoderoso Antonov Ovssenko que, a buen seguro, debía poseer más poder que el embajador soviético en Madrid, Rosemberg; y que las ordenes de suspensión de "El Combatiente Rojo" y de incautación de Radio POUM fueron ejecutadas por la Junta delegada de Defensa de Madrid, cuya consejería de orden público fue ocupada siempre por militantes comunistas: Santiago Carrillo, Serrano Poncela y José Cazorla, respectivamente. No sería nada extraño- y lo aventuramos como hipótesis- que Ovssenko "sugiriese" la represión contra el POUM de Madrid al consejero de orden público de la Junta de Defensa, a través del Consejo de la Generalitat, o de alguno de sus consejeros pertenecientes al PSUC. De otra manera no se comprenden los telegramas de Largo Caballero.


Los peligros que estos ataques suponían para la revolución, fueron continuamente denunciados por Andrade a lo largo de sus artículos. No tanto porque quien sufría la represión era su propio partido, sino sobre todo, porque la represión ejercida contra una organización obrera, inequívocamente antifascista y revolucionaria, lesionaba gravemente la necesaria democracia obrera y la ineludible libertad de crítica que debe imperar en todo proceso de transformación social. Y además, porque los ataques contra el POUM eran ataques directos contra uno de los puntales políticos más sólidos en que se sustentaba la revolución. Pronto, muy pronto, a pesar de la inopia que imperaba en ella y de que quiso desmarcarse casi siempre el POUM, la CNT se vió inmersa en ataques parecidos. A mediados de abril de 1937 eran suspendidos por las autoridades madrileñas los periódicos confederales "Castilla libre" y "CNT" y el diario anarquista "Nosotros", por haber publicado informaciones sobre el asesinato cometido por militantes "controlados" contra seis trabajadores de la CNT en el pueblo castellano de Torres de la Alameda (6).


Pero en sus "Notas" Andrade no se limita a una defensa genérica de la revolución, ni a una denuncia contra los atropellos stalinistas. Su defensa, sus denuncias, siempre están en función del programa defendido por el POUM en todos los problemas que se iban planteando. Con un tono polémico, como ya hemos señalado, y a veces intransigentemente polémico, pero situándose siembre en el terreno de la polémica política. Andrade no duda en entablar un debate serio y en profundidad con la CNT, para desvelar a la central anarco-sindicalista los errores y las contradicciones de su actuación y de sus interpretaciones, e intentar atraérsela a sus posiciones. A este respecto. Andrade va exponiendo permanentemente la política de alianzas que desarrolló el POUM.


Consciente de su debilidad numérica y de su relativa incidencia en el seno del movimiento obrero, el POUM define a partir de enero de 1937 la necesidad de constituir un Frente Revolucionario, suficientemente coherente y poderoso para poder imponer un ritmo revolucionario frente a los retrocesos operados y para recuperar el terreno perdido. Este Frente Revolucionario debería estar compuestos por aquellas organizaciones interesadas en potenciar la revolución hasta sus últimas consecuencias, al margen de sus concepciones ideológicas. Y en este sentido, rechaza una posible alianza con el PCE y con el PSOE, el Frente Único sólo podía constituirlo la CNT, la FAI y el POUM. En repetidas ocasiones el POUM emplaza a la CNT para llegar a acuerdos concretos, pero siempre, en todo momento, la CNT desoye los llamamientos para seguir con su política de colaboración gubernamental junto a socialistas y comunistas. Únicamente en dos ocasiones se materializó este deseo del POUM: cuando se constituyó el Frente de las juventudes Revolucionarias, el día 20 de febrero de 1937, entre las juventudes anarquistas y la Juventud Comunista Ibérica; y durante las jornadas de mayo de 1937, cuando los militantes del POUM y de la CNT lucharon codo con codo en el mismo lado de la barricada.


Se ha dicho en alguna ocasión que esta política del POUM fue un error, puesto que hipotecaba sus actividades y planteamientos a una problemática alianza con la CNT, mientras en ningún momento intentó atraerse a la izquierda socialista. Andrade, en sus "Notas" no elude el complejo y difícil tema de la política de alianzas, y expone el por qué era imposible plantear una alianza con sectores obreros que, aunque marxistas, desarrollaban una política de defensa de los intereses de la pequeña y mediana burguesía republicana. Cuando polemiza con la izquierda socialista- completamente integrada en las instituciones republicanas- sus artículos se dirigen a criticar el carácter de clase de su política y en ningún momento confía, ni se plantea, una posible alianza con ella.


Si la creación del Frente Revolucionario era una necesidad para impulsar la revolución, no menos necesaria era la unidad sindical. Opuesto a la unidad orgánica de la clase obrera en terreno político, y a los extraños pactos entre el PCE y el PSOE, Andrade no ceja en su lucha para defender la unidad de los trabajadores en una única central sindical. La batalla por la unidad sindical, una unidad basada en el libre ejercicio de la democracia interna y en el respeto de todas las ideologías y formas de pensar que coexisten en su seno, es el eje central de la actuación del POUM desde su fundación, y a su consecución dirigirá todos sus esfuerzos. Fue en plena guerra cuando el POUM disolvió la Federación Obrera de Unidad Sindical, animada por militantes poumistas, en la UGT. Pero la realización de esta unidad no era fácil. En Catalunya, la UGT no pasó de ser un apéndice sindical del PSUC y en la práctica realizó su misma política, y burocratizó su aparato directivo al máximo. Y a nivel del Estado, el Comité de Enlace CNT-UGT, que se creó el 26 de noviembre de 1936, no llegó a ningún resultado positivo.


Otro de los aspectos que Andrade trata en sus "Notas", no menos importante que hemos expuesto, es el relativo a los problemas militares de la revolución. Andrade no olvida que la revolución social se desencadenó como consecuencia de la guerra civil, y que por tanto, la revolución sólo se ganaría venciendo a los militares fascistas insurrectos. Pero no olvida tampoco que la única garantía para ganar la guerra es que en la retaguardia se gane la revolución por lo que combaten los trabajadores en el frente. La "cuestión militar" se plantea así en una doble problemática: en primer lugar, el ejército debe ser el representante de la nueva situación surgida el 19 de julio, debe ser un ejército proletario- cuyo embrión existe ya en las milicias- vinculado a los intereses de la transformación social operada en la retaguardia. Pero, al mismo tiempo, debe ser un ejército disciplinado y centralizado capaz de vencer a los militares insurrectos. Ambos aspectos, sin embargo, no pueden presentarse separadamente. En síntesis, las posiciones que Andrade define la disciplina y la centralización en las acciones militares, a la existencia de una moral de victoria que sólo será posible si el combatiente sabe que lucha por sus propios intereses revolucionarios de clase.


Las preocupaciones de Andrade en el terreno militar no se limitan a plantear teóricamente una serie de proyectos o de peligros en que se puede incurrir, a tenor del desarrollo político que se estaba operando. Sus preocupaciones por la política militar se materializan en concreto con la caída de Málaga en manos insurrectas (febrero de 1937), pérdida que puso de relieve una serie de graves deficiencias que aquejaba el ejército republicano. Y por otra parte, el modelo de ejército obrero lo estaba desarrollando el POUM, en la medida de sus posibilidades, a través de sus propias milicias. Las oposición del POUM a la creación del ejército popular no era, pues, sino una oposición al intento de reconvertir el ejército de clase en un ejército burgués al servicio de la República.


Otros muchos son los temas que Andrade aborda en sus "Notas Políticas". Hemos expuesto algunos. Quizás los más importantes. Pero no podemos dejar de mencionar -aunque sólo sea mencionarlos para no alargar más presente prólogo- sus denuncias a la política abstencionista de las democracias occidentales respecto a la conflagración española. La postura de la Sociedad de las Naciones y la creación del Comité de No Intervención supusieron, en la práctica, una clara complicidad con los fascismos europeos. Sus duros ataques contra la solidaridad fascista que consiguieron los ejércitos de Franco. El problema de los voluntarios extranjero que combatieron al lado de la República. Y su defensa intransigente de una política de austeridad económica en la retaguardia, para poder hacer frenar frente a los numerosos problemas que a este nivel se presentaron.


Para completar las "Notas Políticas" publicamos en un capítulo diferenciado, una serie de seis "Comentarios" que Andrade escribió para "L`´Hora", el semanario catalán del POUM que inició su publicación en su tercera etapa, a partir de enero de 1937. De idéntica factura periodística que las "Notas", los comentarios tratan de problemas más generales que éstas. Analizan diversos aspectos concernientes al movimiento obrero internacional, a la naturaleza del movimiento fascista español, etc y sólo en una ocasión se ocupa de la coyuntura política, a raíz de la crisis del Consejo de la Generalitat de abril de 1937.


Finalmente, en un tercer capítulo, incluimos aquellos artículos y análisis sobre características más globales de la revolución, y sobre aspectos teóricos del movimiento comunista. En algunos de ellos Andrade profundiza en problemas ya tratados en las "Notas", mientras en otras- "Lenin y la guerra", " Los problemas de la construcción económica del socialismo", " El problema de la educación socialista de la nueva generación"- aborda aspectos aún no tratados hasta entonces en su amplia producción política. A destacar también la incursión que realiza en el terreno de la historia en su artículo " El 1º de mayo a través del movimiento obrero”.


Con todo ello La Revolución Española día a día (1936-1937) ofrece una amplia exposición del pensamiento político de Andrade y del POUM durante la revolución española, un material de estudio útil no sólo para el conocimiento del hecho más trascendental de la historia contemporánea de nuestro país, sino incluso para extraer conclusiones y experiencias en el presente inmediato y en el futuro. El propio Andrade escribía en 1969 refiriéndose a sus "Notas": Es posible que los hechos comentados puedan servir de lección, sobre los peligros que amenazan a una revolución desde el principio y las causas de su degeneración" (7). Si ello fuera así, esta obra habría cumplido plenamente su cometido. Y sin ningún tipo de dudas, sería el mejor homenaje que podría rendirse a su autor, Juan Andrade, un veterano luchador de la causa del socialismo.

Pelai Pagés

Notas

(1) Prefacio a ANDRADE: Algunas "Notas Políticas" de la Revolución Española (1936-1937), Suplemento del número 171 de "La Batalla", París, 1969, p.2

(2) "La Batalla", 30 de octubre de 1936

(3) "La Batalla", 9 de enero de 1937

(4) "Treball", 28 de noviembre de 1936

(5)  "La Batalla", 10 de enero de 1937


(7) Prefacio a Andrade: Algunas "Notas Políticas" de la Revolución Española (1936-1937), p.2




ÍNDICE

INTRODUCCION       7

NOTAS POLITICA DIARIAS

La verdad significación de la reunión del parlamento     19


A pesar de la revolución persiste la vieja burocracia    23

El mando único y el control político de las milicias combatientes  25

Se ha reunido el Parlamento del 16 de febrero   27


Para los militantes comunistas sólo deberes sin derechos. 31

La unidad sindical es ahora más posible que nunca     33 

El problema de los evacuados y el problema de estos  35


La significación del mitin del Gran Price    39

Sobre las alusiones frecuentes a un gobierno fuerte  41

Sigue planteado el problema del mando único  43

Los camaradas extranjeros en la Revolución Española  45


El “calumnia que algo queda”, o una táctica  desacreditada.  49

La propuesta de armisticio y el deseo de estrangular nuestra revolución  51

La actitud de la CNT es la solución de la crisis    53

Acerca del carácter y la significación del nuevo consejo de la Generalidad  55

La crisis de la Generalidad y el movimiento revolucionario internacional    57

¿Es que las fracciones obreras renuncian a la libertad de crítica?  59

Sobre la educación política de los nuevos adherentes a las organizaciones obreras   61

No se trata de un prurito sino de un problema político  63

Llevar la guerra hasta el fin significa ultimar la revolución social    65

La prensa debe estar, exclusivamente, al servicio de los intereses revolucionarios   67






Vigilancia Revolucionaria       249
“La Batalla”, 2 de mayo de 1937

COMENTARIOS

Lenin y el Leninismo          

Lenin y el Leninismo                         267

La composición social de los dirigentes fascistas   269

Solidaridad criminal   271

Burócratas satisfechos     273

La crisis periódicas de la Generalidad      275


NOTAS   279


PROBLEMAS DE LA REVOLUCION Y DEL MOVIMIENTO OBRERO

Lenin y la guerra  285


Marxistas revolucionarios y anarquistas en la Revolución Española 293







Algunos capítulos del [Libro] El POUM en la historia (Andreu Nin y la revolución española)
Algunos artículos del [Libro] La Nueva Era. Antología de una revista revolucionaria. 1930-36
Algunos artículos del [Libro] Juan Andrade La revolución española día a día






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