viernes, 6 de octubre de 2017

El problema de la educación socialista de la nueva generación



Desde la página 305


Prólogo y notas: Pelai Pagés (NOTAS POLITICAS DIARIAS)





Artículo publicado en Generación Roja (revista teórica de la Juventud Comunista Ibérica) nº 1, mayo de 1937


La Historia nos ha reservado la suerte de vivir en una época en que la tensión de la angustia económica, el mismo desarrollo de la técnica, la miseria originada como consecuencia de la incompetencia capitalista para resolver sus propias contradicciones, acercan a las clases productoras, como intérpretes del progreso social, a la conquista del Poder político y al establecimiento de normas nuevas para el gobierno de los hombres y de las cosas. Precisamente esta perspectiva obliga más a delimitar el alcance de nuestros deseos, a seleccionar la nueva moral, a adquirir consciencia de la herencia que dejamos a las generaciones venideras.


La revolución española ha surgido y se desarrolla cuando el capitalismo está en descomposición, pero cuando al mismo tiempo, mediante el fascismo, trata la burguesía de someter a una nueva esclavitud a las clases productoras. El fascismo no es sólo un método de dominación violenta política y económica; es también la esclavitud moral. Se esfuerza por crear una nueva mística nacional, con sus figuras venerables y sus ritos. Aprisiona en la esclavitud moral a la juventud, mediante la ostentación decorativa, la emulación atlética, la insensibilidad, el espíritu gregario.


Sin embargo, vivimos también otra experiencia malograda. Una gran nación se ha transformado en Estado obrero, en laboratorio de la aplicación del socialismo, no sólo en el dominio de la economía, sino también de la moral. El resultado viene siendo negativo, porque habíamos aspirado a algo que no vemos realizado. El espíritu gregario aparece donde habíamos soñado un espíritu libre. Con esta experiencia a la vista, tenemos que afrontar la resolución del problema de la educación de la nueva generación revolucionaria.


Para resolverlo, hay que partir de la idea fundamental de que la aspiración hacia un porvenir de equiparación económica, es también anhelo hacia la expansión plena de la libertad del espíritu. El individuo enteramente libre, sometido únicamente a las fuerzas naturales, es un libertado de los prejuicios divinos y terrestres, que se mueve a su antojo hasta el límite de la libertad de los demás. La disciplina que se acepta voluntariamente en la lucha contra los poderes dominantes, y el sometimiento de la individualidad a los hombres que asumen una autoridad delegada, sólo puede concebirla una mentalidad comunista, que es una inteligencia en pugna por alcanzar su libertad ilimitada, a título eventual y por imperio de la necesidad. Educar la personalidad humana en la esclavitud moderna, explotada por el capital o por el fetichismo de los hombres, es vincularla a la degradación moral. Somos comunistas precisamente porque aspiramos a ser enteramente libres y no esclavos, esclavos de nuestros prejuicios y de nuevos hombres. Por esto nuestros maestros se elevaron contra Spencer cuando éste calificó al socialismo de "esclavitud moderna".


En este sentido, la responsabilidad nuestra, de los marxistas revolucionarios españoles crece en proporciones extraordinarias. Nuestra revolución ha surgido cuando el movimiento obrero internacional se encuentra en una fase de cierta desmoralización a consecuencia de los descalabros sufridos en virtud de falsos métodos. Nuestra revolución se desarrolla también cuando tenemos ocasión de conocer el resultado, con sus virtudes y defectos, del único movimiento obrero triunfante en el mundo: La Unión Soviética. A la luz de su experiencia hemos llegado a la conclusión de que hay mucho que corregir y errores que, elevados a la categoría de principios, suponen el prevalecimiento de vicios para ejemplos futuros.


Es significativo a este respecto el caso de los intelectuales, que rompen ahora con su clase burguesa y se entregan al proletariado, mejor dicho, al stalinismo. En general el intelectual suele adoptar ante la revolución y el proletariado o la posición mística de la fe irrazonable o la actitud cínica del medrador social. Ambas posiciones les distancian por igual del hallazgo de la verdad y de la convicción consciente de la idea.


El místico idealista se hace fuerte en la cerrazón de su fe y no anhela la crítica porque para él presupone vacilación, y dudar puede ser comenzar a no creer. Se convierte así en un espíritu conservador, pues el reaccionario niega por sistema la posibilidad de superación de sus propias ideas; se siente instintivamente movido al odio hacia el renovador. Un pensamiento temeroso le limita el campo de sus perspectivas y su evidente buena voluntad le convierte en palanca de retroceso social. Los intelectuales que así mismo se denominan con el título genérico de "amigos de la U.R.S.S.", son potencialmente seres de este género. Tan movediza es su fe que no quieren someterla al contraste con ninguna realidad crítica. Contendrían gustosos en su actual fase el desarrollo de una economía socialista.


El mesianismo que el movimiento stalinista ha fomentado, conduce a la clase obrera a esperar su liberación exclusivamente de la iniciativa y del genio de un superhombre. Reduce a los proletarios a la calidad de esclavos espirituales, creyentes en la infalibilidad de un ser humano, en masoquistas del pensamiento. Alienta la pereza  intelectual. Y la pereza que los métodos de organización crea en los militantes, inclina a éstos  a no escuchar más que aquéllos que, en su concepto, hablan porque tienen derecho a hablar. Se crea así una organización jerarquizada, con desigualdad de derechos y obligaciones para jefes y plebe.


Elementos que han sido trabajadores revolucionarios de gran espíritu combativo y de sacrificio, se transforman en seres conservadores de las conquistas obtenidas, y limitan en ellas todas sus aspiraciones. Rosa Luxemburgo dijo, refiriéndose a la socialdemocracia alemana que es la que dentro del reformismo nos ha ofrecido siempre el caso más típico de sentido reaccionario: "Lo inconsciente precede a lo consciente y la lógica del proceso histórico objetivo precede a la lógica subjetiva de sus protagonistas. El papel de los órganos directivos del partido reviste en gran parte un carácter conservador, como lo demuestra la experiencia, cada vez que el movimiento obrero conquista un terreno nuevo, estos órganos lo laboran hasta sus límites más extremos, pero lo transforman al mismo tiempo en un baluarte contra progresos ulteriores de mayor envergadura".


La misma forma en que se organizan y se desarrollan los Congresos de los comunistas, e incluso ahora también los de las Juventudes Socialistas Unificadas, a base espectacular, es la demostración más completa del aniquilamiento de todo espíritu crítico y la imposición de fórmulas establecidas sólo por la burocracia dirigente. La manera en que se practica la organización celular, no estimula la superación intelectual, el afán de capacitación política y, en cambio, alienta el predominio de las camarillas domesticadas. Como hemos dicho a la juventud se le educa, en suma, en la pereza  mental y en una disciplina militar, en una concepción jerarquizada que no siente la pasión de la libertad integral.


Los distintos períodos porque ha pasado el comunismo oficial en su actuación, los rápidos y fundamentales virajes llevados a cabo, han podido conducirse a término porque previamente había sido preparada una mentalidad propia a la aceptación. Al aniquilar la facultad de discernimiento, se facilita el reconocimiento mecánico de lo que ordenen "los de arriba—- De esta forma se explica que el stalinismo, que en el pasado caricaturizó las consignas 'revolucionarias convirtiéndolas en estridencias de energúmenos, haya podido evolucionar, sin apenas transición alguna, a las posiciones republicanas de la pequeña burguesía. En el pasado, mientras que la social-democracia expresaba y difundía sentimientos de aristocracia obrera, el comunismo oficial se convirtió en una especie de religión de parias. El marxismo, que ha surgido de un impulso hacia lo concreto, en la interpretación staliniana ha caído en la logomaquia.


La teoría providencial del "jefe querido", que en su concepción genera ¡.exponen e interpretan tanto el fascismo como el stalinismo, ha conducido a la cretinización de militantes y a la domesticación de los espíritus. En "Pravda", de Moscú, del 25 de septiembre de 1935, se publicó el extracto de un informe sobre aeronáutica, en el que se decía: "Al genial guía del proletariado mundial, al camarada Stalin El Grande". Y es que se ha formado entre la nueva generación una mentalidad que no se distingue precisamente por un gran fervor hacia el ideal socialista, sino por una pasión soviética, por un patriotismo soviético especial. Esto tiene sobre sus amigos de Occidente proyecciones también especiales. Por ejemplo, ese cretinismo admirativo por todo lo monumental, que se expresa en la contemplación de las fotografías de las grandes fábricas, de las casas de reposo, etc. se sustituye el interés por la evolución política, por el interés exclusivamente técnico.



El socialismo, entre sus normas de conducta moral frente a la decadencia capitalista, ha reivindicado siempre la de la verdad. La verdad siempre y en todas las circunstancias, expuesta y difundida entre la clase trabajadora. La mentira, el embuste y la calumnia son armas necesarias y útiles a la burguesía, que sobre ellas construye su sistema de embaucamiento que permite la dominación y la esclavitud de la clase trabajadora. El que sectores representativos del proletariado recurran como sistema a estos procedimientos, indica, mejor que nada, la profunda crisis moral que atraviesa i lo que podemos llamar, con un criterio amplio y genérico, el socialismo. Temer la, verdad es reconocer que no se tiene razón.



Hay una honradez burguesa y una honradez proletaria, revolucionaria. Pero existe nuestra propia honradez, que se olvida y se mancha. Cuando Parvus, que Fué un eminente teórico, intentó hacer las paces con Lenin, éste se limitó a decir, al que hacía de intermediario, que "Parvus tenía las manos sucias". Parvus, de teórico marxista se había transformado en negociante capitalista. Lenin expresaba con su frase y su conducta hacia él una línea moral que ahora se ha olvidado y que no se practica. La polémica política se sustituye por la difamación. Y han sido tales los estragos causados por esta degeneración, que incluso grupos de oposición que han surgido precisamente para reaccionar y reeducar a las nuevas generaciones revolucionarias caen, más o menos conscientemente, en estos mismos defectos fundamentales.



Las mismas palabras, compañero y compañerismo han perdido casi totalmente su primitivo significado, su alcance humano y su sentido profundo de anticipación de una sociedad en que, desaparecidas las barreras fomentadoras de odio de la dominación económica, los hombres constituyeran una verdadera hermandad universal. La hostilidad entre compañeros es a veces superior a la propia hostilidad entre trabajadores y capitalistas.


El problema consiste para la nueva generación en ser capaz de educar seres libres, con independencia crítica, con una gran pasión socialista, con odio firme hacia todo fetichismo. La actual juventud, en su gran mayoría, está presa del veneno autoritario. Le han inculcado el sentido de la disciplina mecánica; se le ha pervertido con la admiración hacia los uniformes, con la ambición por los grados jerárquicos, con el criterio servil de sometimiento a los jefes tengan o no tengan razón. Eso no es el socialismo, ni la concepción de la libertad que los socialistas han anhelado siempre.


Nuestra juventud tiene una inmensa tarea ante sí. Ante todo, tiene que comprender profundamente la importancia de la lucha que tiene entablada. Es una contienda para destruir de raíz todos los vestigios del capitalismo. En su lucha contra la burguesía tiene que aniquilar su poder económico, destruir toda su ideología y hasta los sentimientos que han difundido y hecho prevalecer entre algunos sectores del proletariado. Pero al mismo tiempo, tiene que reaccionar contra nuevos defectos que se observen en la educación socialista de la nueva generación. El socialismo atraviesa internacionalmente una profunda crisis moral. Y el trabajo de su reeducación corresponde principalmente a los jóvenes que militan en el movimiento marxista revolucionario independiente.


Edición digital de la Fundación Andreu Nin,  abril 2005







PROBLEMAS DE LA REVOLUCIÓN Y DEL MOVIMIENTO OBRERO

Lenin y la guerra  285


Marxistas revolucionarios y anarquistas en la Revolución Española 293


El problema de la educación socialista de la nueva generación 305










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