viernes, 4 de agosto de 2017

España Traicionada (Stalin y la guerra civil) Ronald Radosh, Mary R. Haberck (eds). Primera parte.




Índice

Agradecimientos   9

Introducción         11


Trasfondo histórico   25

Notas sobre los documentos   31

Abreviaturas y acrónimos   33

CAPÍTULO UNO.1936 35

Moscú y la Comintern montan la escena   35

Primeras maniobras políticas    49

Intervienen los soviéticos    53

Los consejeros inician su trabajo    56

Ilya Ehrenburg    58

André Marty     67

Vladimir Gorev   93


Vladimir Antonov- Ovseenko   109

Iosif Ratner     125

Artur Stashevsky   129

Los consejeros y las purgas    134


Los soviéticos instan a los catalanes a mantenerse firmes  137

La guerra civil española y el espionaje   140

Las Brigadas Internacionales   145

CAPÍTULO DOS. 1937    149

El comienzo de un nuevo año     149

Luchas internas entre facciones     165

Se agrava el conflicto interno     197

Barcelona: guerra civil dentro de la guerra civil    220

El gobierno Negrín y la guerra contra el POUM    262


El declive de las Brigadas Internacionales    290

El GRU, los consejeros soviéticos y el control del ejército republicano  320

El año toca a su fin  440

CAPÍTULO TRES. 1938-1939     497


Armas para España   497

La desintegración de las Brigadas Internacionales    507

El problema de Negrín    581

Resumen final y una nota a pie de páginas   585

Notas   599

Índice onomástico   615




CAPÍTULO DOS. 1937     149


El comienzo de un nuevo año

A finales de 1936 prevalecía una falsa sensación de seguridad, que llevó al gobierno republicano a experimentar algo parecido a un estado de euforia. Había comenzado la ayuda soviética; las tropas leales había logrado derrotar el intento de Franco de tomar Madrid, y el gobierno republicano de Frente Popular había consolidado sus fuerzas con la entrada en las funciones gubernamentales de comunistas y anarquistas. Los soviéticos: su envío de armas a la República les había dado mucho mucho prestigio, lo que a su vez incrementó el número de militantes que se unieron al Partido Comunista español. Los consejeros soviéticos iban asumiendo el control de cuanto sucedía en España y se les podía ver en casi todas partes. “Embriagados por sus éxitos- escribía E.H.Carr- , experimentaban un excaso de confienza en sí mismos." 1. Eso se demostró especialmente en el intento de la NKVD de destruir en España a todos los opositores a Stalin, de izquierda. En agosto de 1936, Stalin había enviado a Alexander Orlov a España con la misión de eliminar a quienes desde posiciones marxistas revolucionarias se oponían a los comunistas, esto es, al P.O.U.M. Orlov fue, segun sus biógrafos, " el responsable de la preparación y dirección de la purga estalinista del P.O.U.M., que condujo a la muerte de Andreu Nin y otros seguidores de Trotski y opositores al gobierno republicano respaldado por Moscú". 2


El problema que afrontaba la Unión Soviética consistía en que la mayor parte de la clase española era anarquista o sindicalista, y que el Partido Comunista español resultaba un movimiento minoritario. El periódico soviético, Pravda había publicado en diciembre un editorial según el cual en Cataluña, corazón del anarquismo, " la limpieza de elementos trotskistas y anarcosindicalistas se llevaría a cabo con la misma energía que el la U.R.S.S". Pocos días después, la Comintern había dado instrucciones al PCE: " Suceda lo que suceda hay que conseguir la destrucción final de los trotskistas." 3. Los comunistas consiguieron expulsar al POUM del gobierno catalán, pero con eso no se había acabado los problemas para la Unión Soviética. El jefe del gobierno republicano, Largo Caballero, y el ministro de Marina y del Ejército del Aire, el socialista moderado Indalecio Prieto, se oponían enérgicamente al dominio comunista sobre la red de comisarios políticos en el ejército. Al mismo tiempo, los oficiales anarquistas luchaban acrementre contra sus colegas comunistas.
En el documento 30, el jefe del GRU, S.P. Uritski, informaba a Kliment Voroshilov acerca de la discusión que había mantenido sobre los acontecimientos en España, el último día de 1936, con el corresponsal de prensa norteameicano de izquierdas Louis Fischer, quien más tarde se haría famoso por su repudio del comunismo estalinista y su contribución a la antología The God That Failed, en la que se recogían las posiciones de los anticomunistas de izquierda. En ese libro Fischer escribió que , como España era " la primera línea del frente contra el fascismo", la guerra civil " aplazó mi Kronstadt". En su ensayo, Fischer argumentaba que había llegado a tener grandes dudas acerca del experimento soviético ya en la época en que estaba cubriendo los acontecimientos en España, porque se dio cuenta de que " el ambiente de funeral [Moscú] era más negro que nunca". El único factor que le impidió hacer públicas sus disensiones fue que eso habría significado perder sus contactos con los rusos en España y, con ellos, su posibilidad de trabajar con los leales. Como señalaba Fischer, dado que los comunistas españoles habían ganado " gran fuerza en el campo republicano, una crítica de la Rusia soviética no se habría recibido bien". 4


El documento que sigue revela que los servicios de Fischer eran mucho más directos que la simple elaboración de propaganda para mucho más directos que la simple elaboración de propaganda para la prensa occidental en favor de la posición soviética en España. De hecho, sugiere persuasivamente que Fischer no tenía todavía tantas dudas y que, durante su estancia en Moscú, había presentado sus descubrimientos sobre los acontecimientos internos españoles directamente al GRU, el servicio de inteligencia militar del ejército soviético. Al parecer, hizo cuanto pudo por reforzar la opinión optimista de los dirigentes soviéticos. " En muchas calles se ve escrito " !Viva Rusia!"- informaba- y por todas partes se pueden ver retratos de Stalin."


No obstante, lo que resulta más importante es que Fischer informó negativamente a Uritski sobre el general española José Asensio, subsecretario de Guerra que estaba al mando del frente central en la batalla de Madrid. Le dijo que había comentado personalmente con el jefe de Gobierno Largo Caballero que podía parecer que el elevado número de derrotas militares republicanas se debiera a que el liderazgo de las fuerzas populares estaba en manos de " un gobierno de traidores". En esa época Asensio se había convertido ya en un opositor declarado a la política del Partido Comunista, y por eso los comunistas españoles habían comenzado a exigir su destitución de todos los puestos de mando gubernamentales y militares. Para dañar su reputación, afirmaban que Franco casi había conquistado Madrid debido al débil liderazgo de Asensio.5 En ese contexto, las cogitaones de Fischer sobre si Asensio era o no un traidor equivalían a respaldar las maniobras soviéticas y del PCE para destruirlo.

NOTAS


1. E.H.Carr, The Comintern and hhe Spanish Civil War, Nueva York, Pantheon Books, 1984, p.34.

2. John Costello y Oleg Tsarev, Deadly Illusions, Nueva York, Crown Books, 1993, p. 349.


3. Citado en Michael Albert, A New International History of the Spanish Civil War, Nueva York, St. Matins 1994p 146

4. Louis Fischer, en Arthur Koestler et al, The God That Failed, Nueva York, Harper and Row, 1950, pp.197-199.


5. Burnett Bolloten señala que los historiadores reconocen que Asensio " poseía gran capacidad militar y dotes mentales excepcionales" Vid Burnett Bolloten, The Spanish Civil War: Revolution and Counterrevolution, Chapel Hill, University of North Carolina Press, 1991, pp. 280, 281.


Luchas internas entre fracciones


Para cimentar el control militar, los comunistas lucharon por establecer un ejército formal e institucional bajo su mando, a partir de la experiencia con el V Regimiento; en él se había alistado más de setenta mil hombres a finales de 1936. No podía haber una España soviética, según creían los dirigentes del PCE, hasta que se ganara la guerra, y eso exigía la puesta en pie de una fuerza armada al mando de los comunistas. 8


La opinión soviética se pone de manifiesto en un informe del general Yan K. Berzin al mariscal Kliment Voroshilov del 12 de enero de 1937, reproducido aquí como documento 31. Berzin expresaba en él su desprecio por los anarquistas e insistía en la creación de un nuevo ejército regular. Según argumentaba Berzin, la posición del jefe de gobierno, al que consideraba enemigo declarado de los comunistas, obstaculizaba eses propósito. Poco después de ese informe, los comunistas presionaron para eliminar a Largo Caballero de la responsabilidad gubernamental y crear un régimen más favorable a los intereses de Moscú. Aun prediciendo la victoria para la política soviética, Berzin advertía que el ambiente en España " se hace a veces realmente obsceno".


Las necesidades militares obraban en favor de los soviéticos. Aunque los republicanos habían bloqueado la ofensiva de los nacionales contra Madrid, italianos y alemanes habían incrementado su intervención en España en diciembre de 1936 y enero de 1937,9 lo que amenazaba el equilibrio de fuerzas en España y hacía que el gobierno republicano se sintiese extremadamente vulnerable. En el documento 32, el ministro de Guerra, Indalecio Prieto, informaba al embajador soviético de la debilidad del gobierno, especialmente en comparación con el poder de los generales rebeldes y sus benefactores alemanes e italianos. Para equilibrar la balanza, Prieto hizo una petición formal de sesenta aviones de caza, un centenar de bombarderos y otros centenares de aeroplanos diversos.


La situación militar no detuvo el deseo de la Unión Soviética de controlar la estructura política interna de la España republicana. De hecho, la dependencia de la República con respecto a la URSS le hizo mucho más fácil la tarea. Stalin había enviado ya consejeros del GRU y de la NKVD a España, que rápidamente se adueñaron de la situación. En el documento 33, el vicejefe del GRU en España. Nikonov, informa el 20 de febrero de 1937 sobre sus esfuerzos para purgar a las fuerzas armadas de " elementos traidores" comprometidos en actividades contrarrevolucionarias. Se trataba, por supuesto, de los llamados trotskistas y miembros activos del POUM. es significativo que Nikonov atribuyera la caída de la ciudad de Malága, una derrota debida al bombardeo y a la agresión militar italiana, a una "traición" 10 Además, Nikonov convertía el deseo del GRU de aplastar a los anarquistas en una necesidad de responder a un supuesto complot anarquista para llevar a cabo un golpe secreto contra el Frente Popular. El informe de Nikonov supuso una de las primeras declaraciones del servicio de inteligencia militar sobre la necesidad de oponerse al programa social defendido por la oposición de izquierda a los comunistas. Su descripción de las milicias del POUM, con las que combatió el escritor británico George Orwell, como " la unidad más podrida de todo el ejercito republicano" indica la seriedad de los planes de Stalin para destruir a la oposición. Su queja de que el POUM estaba recibiendo " suministros, dinero y municiones" del gobierno ofrece una prueba de la acusación anarquista de que los comunistas y los soviéticos pretendía que sólo recibieron esos sumistros las unidades que ya estaba bajo el firme control del PCE y los consejeros soviéticos. El informe de Nikonov concluía con la afirmación de que había que " liquidar la escoria dentro del campo republicano”.


El documento 34 es un informe del 22 de febrero de 1937, enviado por el plenipotenciario soviético en España, Marchenko, al ministro soviético de Asuntos Exteriores, Maxim Litvinov. Una vez más, la preocupación soviética se centraba en la política interna de los varios grupos de izquierda activos en la España republicana. Lo más sobresaliente era su virulenta oposición al ministro de Guerra, Indalecio Prieto, al que criticaba por argumentar, al parecer, que los soviéticos tenían su propio plan privado para España. Entre sus quejas estaba que Prieto había calificado al ministro de Asuntos Exteriores, Álvarez del Vayo, como " un peón de la diplomacia soviética", "servil" hacia la URSS, una caracterización que los estudiosos consideran esencialmente acertada. 11


Lo que estaba en juego era un intento decisivo para obligar al gobierno a aceptar el liderazgo comunista en los asuntos militares y la influencia de los comunistas. El informe de Marchenko ofrece también una corroboración de la importancia que daba Moscú a la lucha contra el POUM. De forma similar, el documento 35 refuerza la impresión de que los rusos se preocupaban, sobre todo, por neutralizar la influencia de los anarquistas. En ese informe, enviado el 7 de marzo de 1937 al secretariado de la Comintern por su representante en España, André Marty, éste admitía en privado el éxito de los programas sociales anarquistas, en particular los mecanismos anarcosindicalistas de organización industrial. En su informe sobre los problemas políticos, Marty intentaba discernir qué grupos del liderazgo republicano se podían considerar favorables a los comunistas. Marty expresaba también su preocupación por la influencia y la capacidad militar del POUM en Cataluña. A veces, algunos de los consejeros soviéticos pensaban que los acontecimientos no se estaban desarrollando con la suficiente rapidez en la dirección que ellos pretendían. En el documento 36, un comandante soviético de tanques en España ofrece sus observaciones, y comenta que, como los otros partidos de izquierda estaban tratando de ganar más influencia en la República, no había más que una solución obvia: " El partido debería hacerse con el poder, incluso por la fuerza, si fuera necesario" Vorodhilov creyó que el comentario era lo bastante importante como para remitírselo a Stalin, recomendándole su lectura porque " vale la pena".


Durante cierto tiempo los conflictos políticos internos se concentraron en los intentos de los comunistas de destruir al general José Asensio. En esa pugna confluían dos cuestiones: en primer lugar, si la naturaleza del ejército se iba a basar en las milicias populares o en un ejército nacional formal dirigido por los comunistas, y en segundo lugar, quién iba a controlar el ejército, el Ministerio de Guerra, que deseaba un ejército profesional, como en la España tradicional, o quienes favorecían una fuerza armada dirigida por comisarios políticos, como la del Ejército Rojo en la URSS. Ese cuerpo de comisarios políticos serviría, entonces, como enlace tanto para el PCE como para los consejeros soviéticos y se convertiría en lo que E.H. Carr calificaba como " el canal principal de contactos con el gobierno con respecto al ejército y la política militar". 12 El documento 37 es una carta de Berzin (bajo el seudónimo de Donizetti) a la NKVD y a Voroshilov, y revela hasta qué punto estaba implicado Moscú en las luchas entre facciones. Ese informe indica cuán intenso era el deseo soviético de encaminar la lucha contra Largo Caballero, así como contra Asensio, al que Berzin acusa de no nombrar a comandantes " revolucionarios", en incluso proponía que si no tenía lugar los cambios deseados, los soviéticos deberían " ir pensando en cómo salirse del juego".


NOTAS

8. El primer comandante del nuevo regimiento, Enrique Castro, dijo a sus soldados que " sólo ganando esta guerra podremos llegar a la revolución, al socialismo, a ser una república soviética más en un área de gran importancia para el comunismo en el mundo entero[...] Ese ejército será nuestro ejército, pero eso sólo lo sabremos nosotros, para todos los demás será el ejército del Frente Popular. Lo dirigimos nosotros, los comunistas, pero deberemos aparecer ante todos y por encima de todos como combatientes del Frente Popular. Citado en Bolloten, The Spanish Civil War.


9. Vid. Hugh Thomas, The Spanish Civil War, Nueva York, Harper and Row, 1961, pp. 573, 577, 578.


10. Hugh Thomas señala que la XIII División de las Brigadas Internacionales podría haber sido enviado desde Murcia para ayudar a la ciudad amenazada, " si los comunistas no hubiera tenido que los anarquistas aprovecharan la oportunidad para sublevarse en Valencia". Y Franz Borkenau, aunque personalmente se oponía a los anarquistas, escribía en aquella época que Málaga se podría haber salvado si el pueblo hubiera emprendido la " lucha desesperada" que los anarquistas " podrían haber encabezado". El problema, según Borkenau, era que el oficial al mando del ejército en Málaga entendía su tarea como algo puramente militar, " aborrecía a los milicianos”, y era incapaz de entender el " factor político". Borkenau concluía que " la Republica española pagó con la caída de Málaga la decisión de su ala derecha de poner fin a la revolución social y de su ala izquierda de permitirlo". Cf. Thomas, The Spanish Civil War, p.364; Franz Borkenau, The Spanish Cockpit, Ann Arbor, University of Michigan Press, 1963, p.228.Noam Chomsky indica que " la descripción detallada de Barkenau[ de la caida de Málaga] tiende a corroborar la explicación anarquista, al menos en parte"(Objectivity and Liberal Scholarship", en American Power and the New Mandarins, Nueva York, Pantheon, 1967, pp.98,99.


11. Véase, por ejemplo, Gabriel Jackson, The Spanish Republic and the Civil War, 1936.1939, Princeton, N.J., Princeton University Press, 1965, pp.362,363. Refiriéndose a la posición de Álvarez del Vayo en el gobierno de Largo Caballero en 1937, afirma que consultaba con el embajador soviértico " y con los consejeros militares rusos como si éstos fueran aliados incondicionales que no pudieran tener motivaciones e intereses distintos a los de la República española. Como ministro de la Guerra además. Del Vayo " nombró sobre todo a comunistas" para el puesto clave de comisarios de guerra, que se suponía que debián controlar la lealtad y conciencia política de los oficiales.


12. Carr, The Comintern and the Spanish Civil War, p.39.





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