sábado, 24 de mayo de 2014

Ejercer el derecho a voto (o no), pero conociendo las consecuencias de cada opción



8 de mayo 2014

Padecemos una grave desafección por la política, es normal viendo cómo se comportan nuestros supuestos representantes. No obstante hay que entender que aunque mucha gente les haya votado, estos “políticos” no son tales, son meramente gestores del poder económico. Es precisamente este desinterés por la política lo que hace que nos engañen tan fácilmente una y otra vez. La política es una materia de estudio, quizás la más importante de todas, si no te interesas por aprender lo básico te engañarán igual que te engañan en el taller mecánico por no tener ni la menor noción elemental de mecánica.



Votar es un derecho pero también una responsabilidad, cuando votas sin pensar es probable que estés jodiendo al resto de españoles, y por supuesto a ti mismo. Cierto que votar, per se, no soluciona nada, pero es una estupidez desperdiciar una herramienta estratégica para hacernos la vida algo mejor, o incluso para contribuir sinérgicamente a un verdadero cambio.


Analizaremos cada opción:


-          Voto en blanco: es introducir un sobre vacío en la urna. Cuenta como voto válido y computable para el escrutinio, por tanto muchos votos en blanco hacen más difícil a un partido minoritario alcanzar el 3% del total de votos requerido por la ley. Y aunque lo alcance, ese requirimiento del 3% le hace más difícil acceder a un escaño.


-          Voto nulo: es meter en el sobre cualquier cosa que no sea una papeleta individual, por ejemplo meter una papeleta rota, meter dos papeletas, meter una loncha de chopped, etc. No cuenta como voto ni es computable en el escrutinio, pero sí cuenta en las estadísticas de participación. En principio no perjudica a nadie (al menos no como sí lo hace el voto en blanco) pero más adelante profundizaré más en la cuestión.


-          Abstención: Es sencillamente el acto de no votar, cuenta únicamente como no participación y se refleja en las estadísticas de abstención de voto.
Hasta aquí los hechos, no admiten mayor discusión puesto que es lo indicado por la ley. A continuación voy a hacer mi valoración personal tratando de hacer un análisis crítico de las consecuencias de cada opción, al mismo tiempo trataré de derribar algunos de los mitos de la propaganda o las creencias populares.


Ya hemos visto que, al contrario de la creencia popular, el voto en blanco no perjudica al bipartidismo, perjudica a los partidos minoritarios.


La abstención o el voto nulo tienen las mismas consecuencias: favorecen el bipartidismo. Para una explicación matemática sobre la afirmación recomiendo la lectura del siguiente artículo, es muy breve: La abstención perpetúa el bipartidismo.


En cualquier caso resulta bastante obvio, hay una masa de votantes fanática que va a seguir votando al PP o al PSOE, aunque sigan arruinando el país y robando todo lo que pueden y más. Por tanto, si no se vota a otros, ambos partidos se quedan a solas en el congreso haciendo a su antojo. Como sabemos, en política económica estos dos partidos están siempre de acuerdo, el ejemplo más obvio fue la grave reforma constitucional que garantiza que el dinero fluya a los acreedores, pero no que fluya para garantizar la producción del país y el mínimo gasto social que no atente a los derechos humanos más elementales. Esta es la diferencia entre pensar tu voto analizando todos los hechos, en lugar de votar emocionalmente fiándote del marketing corporativo del partido.


Muchas personas, de forma totalmente legítima, piensan que votar en blanco o nulo es la manera de “darles una lección” a sus señorías. Bueno, tratar de dar una lección a un sinvergüenza integral es ya una opción bastante ingenua, pero lo es más aún utilizando como estrategia la que más favorece los intereses del susodicho.


A este respecto se creó el partido (que no era en verdad un partido), llamado Escaños en blanco. Este grupo pretendía simplemente dejar con tu voto los escaños vacíos (como si no lo estuvieran ya), de nuevo con la ingenua intención de dar una lección moral a sus señorías. Para el caso supone el mismo acto inútil que votar en blanco, abstenerse, o votar nulo.
Este tipo de actos denotan, a mi juicio, el alarmante desinterés por la política, la impotencia que todos sentimos y una terrible falta de pensamiento crítico. Todos estos signos vienen precisamente en el momento en que el pueblo debe recuperar la verdadera política para el beneficio de las mayorías.


Con frecuencia veo campañas, como No les votes, que animan a votar a otros partidos que no sean el PP y el PSOE, como si no hubiera partidos minoritarios igual o peores que estos; véase UPyD, CIU, o España 2000. Por lo tanto vota a otros si quieres, sí, pero piénsalo bien, no votes a cualquiera. Es absurdo salir de Málaga para meterse en Malagón.


Como sabemos la abstención es la principal fuerza política de este país. Tópicos como los siguientes hacen mucho daño:


-          “Yo no voto y así no les hago el juego”. Bien, ya hemos visto como lo que se consigue en verdad es precisamente lo contrario: hacerles el juego.


-          “Todos los políticos son iguales”. Esta creencia, que la mayoría de las veces se dice sin pensar, tiene garrafales consecuencias. Una de las mejores formas de conocer las consecuencias de un acto es hacerse la misma pregunta que se hacía Sartre, “¿qué ocurriría si todos hicieramos lo mismo?”. Pues es bien sencillo, el pueblo jamás podría recuperar la política porque “todos los políticos son malos”. Por supuesto estas personas no quieren comprender que la política ha sido plenamente usurpada por el poder económico, que es quien promociona, financia y, llegada la necesidad, hunde la carrera de los políticos si estos se salen de su agenda. Por supuesto no todos los políticos son iguales, creer que todos son iguales es un dogma muy reaccionario.


-          “Todo poder corrompe”. El poder efectivamente puede corromper, pero más bien lo que habitualmente sucede es que ya llegan corruptos, como buenos candidatos a gestionar la contabilidad del poder económico que les promociona. Existen muchos casos históricos de líderes políticos que jamás se corrompieron, interesante es analizar los por qués.


-          “Votar les legitima y legitima el sistema”. Bueno, puede ser, es discutible, depende de a quien votes, pero optar por estrategias que aumentan aún más la concentración de poder en manos del capitalismo no nos beneficia en absoluto en el objetivo de cambiar el sistema. Creer que existen las revoluciones puras es creer en los mundos de Yupi. Hay que trabajar con las condiciones objetivas que tenemos y no esperar una revolución radical que hoy por hoy no se va a dar por falta de condiciones.


Yo comprendo que mucha gente no se sienta representada por nadie, y comprendo, y comparto, la imperiosa necesidad de cambiar el sistema económico. A nada que se analice, el diagnóstico es más que evidente, el capitalismo es criminal y nos lleva a un callejón sin salida. No obstante animo, al menos, a preocuparnos por conocer las consecuencias de nuestros actos.


El propio Ernesto Guevara, que no era precisamente un tibio reformista, ya hablaba de la quimera de las revoluciones “puras” y lo mucho que perjudicaba este fundamentalismo a la causa de la revolución. Hugo Chávez insistía en que la izquierda debía limar las diferencias (rencores personales incluídos), y unir sus fuerzas en un programa de mínimos, me parece la postura útil e inteligente. Una lucha dentro del sistema no invalida la lucha por fuera del sistema, en las calles; de hecho yo creo que la facilita bastante.


La izquierda no debe seguir dividiendo su voto o entregándolo a los poderes hegemónicos. La misma reflexión es aplicable, por supuesto, a la gente que no se considere de izquierdas pero quiera vivir en un país decente. No se me ocurre otro camino viable que este. A quien se le ocurra otra estrategia será atentamente escuchado, ahora bien, las personas de izquierdas que no hacen más que tirar mierda y recurren a la manipulación más burda, mejor sería que se callasen.


Como nota final, y no menos importante, es necesario elegir cuidadosamente los medios de comunicación que utilizamos para informarnos, los mass media están en propiedad de bancos y grandes capitales con un poder cada vez más concentrado. Como es lógico el capitalismo suele hacer campañas de manipulación en contra de los candidatos que atenten contra sus intereses geoestratégicos y económicos, de esta forma moldean la opinión pública para que esta acepte dichos intereses como propios. A este menester comparto dos enlaces útiles, puedes encontrar mucha más información en el blog:



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