sábado, 19 de abril de 2014

Vladimir Putin y la extrema derecha europea






Foto: Le Pen, en la reunión con el presidente de la Duma, Sergei Narishkin, en junio de 2013.

Marine Le Pen ha viajado a Rusia para dejar claro lo mucho que apoya a Rusia en la crisis ucraniana. “Estoy sorprendida de que la Unión Europa haya declarado una guerra fría contra Rusia”, ha dicho la líder del ultraderechista Frente Nacional. No es un viaje particular ni para hacer turismo. Le Pen ha sido recibida por el presidente de la Duma, Sergei Narishkin. Ya estuvo en Moscú el año pasado, donde se entrevistó con el viceprimer ministro Rogozin y con Narishkin.


No hay que recurrir a la historia ni las relaciones estrechas que mantuvieron Francia y Rusia en la primera mitad del siglo XX para entender este gesto. La extrema derecha europea admira a Putin. Habría que concretar: me refiero a la extrema derecha de Europa Occidental. En Europa del Este, es otra cosa, sobre todo en países como Ucrania y Polonia.


Los ejemplos son numerosos. Geert Wilders en Holanda, Matteo Salvini, de la Liga Norte en Italia, Nigel Farage en el Reino Unido, Gabor Vona, del partido Jobbik en Hungría, todos ellos han hablado en favor de Rusia o de Putin o han tenido contactos directos con Rusia Unida, el partido de Putin.


Sólo los que piensan que la Rusia actual es la heredera de la Unión Soviética pueden sentirse confusos. Los líderes ultras europeos ven al Gobierno ruso como lo que es: un régimen nacionalista y conservador, que respeta y fomenta la tradición cristiana del país, ortodoxa en su caso, que tiene un discurso duro contra la inmigración ilegal y los derechos de los homosexuales, que respondió con una represión salvaje a la amenaza del fundamentalismo islámico en Chechenia, y que se enfrenta a una Unión Europea que los ultras desprecian.

Marine Le Pen siempre será bien recibida en Moscú.



Putin y la extrema derecha

15-04-2014





Putin, un modelo nacionalpopulista para Europa




El encanto autoritario del putinismo





La extrema derecha húngara ya se ve como segunda fuerza política





Putin critica a los "fascistas", pero recibe con los brazos abiertos a la extrema derecha europea

Organización Editorial Mexicana

16 de abril de 2014




PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- Primero en la rebelión de Kiev contra el presidente ucraniano Viktor Yanukovich, luego durante la anexión de Crimea y ahora en la crisis del este de Ucrania, el presidente ruso Vladimir Putin definió a sus adversarios de "fascistas", "nazis" e incluso de "antisemitas". Pero, en forma paradójica, esas acusaciones contrastan con la actitud de Moscú, que en los últimos meses se convirtió en la Meca de la extrema derecha europea.



La última en recibir una acogida triunfal en Rusia fue la francesa Marine Le Pen, líder del Frente Nacional (FN) de extrema derecha. El sábado 12 fue acogida calurosamente por Serguei Naryshkin, presidente de la Duma (cámara baja del Parlamento), quien puso de relieve las "coincidencias" que existen entre Le Pen y el gobierno ruso sobre las formas de "resolver la crisis en Ucrania". Naryshkin, exdirigente del KGB y luego del FSB que fue propulsado a la presidencia de la Duma por su amistad con Putin, la felicitó por resultados obtenidos por el FN en las recientes elecciones en Francia y le deseó "buena suerte" en la próxima consulta para renovar el Parlamento Europeo, el 25 de mayo próximo.



Marine Le Pen, a su vez, definió la actual situación como una "guerra fría declarada contra Rusia".



La dirigente francesa terminó su visita con una gira de 15 días por el interior de Rusia y Crimea, para concluir con una reunión con el viceprimer ministro Dimitri Rogozin, otro personaje del círculo de viejos amigos de Putin.



El FN es uno de los partidos europeos de ultra derecha más cortejados por el Kremlin. La visita que inició el último fin de semana, es la segunda que realiza Marine Le Pen a Rusia en menos de un año. La anterior fue en junio de 2013. Su sobrina, Marion Marechal Le Pen, estuvo en Moscú en junio de 2012, muy pocos días después de ser elegida diputada. Por su parte, el consejero diplomático del partido, Aymeric Chauprade, viajó en marzo pasado para fiscalizar el referéndum sobre Crimea formando parte de una delegación del Observatorio Eurasiático por la Democracia y las Elecciones, organismo que dirige el militante belga de extrema derecha Luc Michel.



Esa delegación estaba integrada, entre otros, por el austriaco Ewald Stadler (exFPO, el partido neonazi de Jörg Haider); el húngaro Béla Kovács, del partido antisemita Jobbik; el nacionalista americano-serbio Srda Trifkovid y Pavel Chernev, exbrazo derecho del líder del partido de extrema derecha búlgaro Ataka. Otro frecuente huésped del Kremlin es el húngaro Gabor Vona, líder del Jobbik, que también fue recibido en la Duma y en la célebre universidad de Estado de Moscú.



Algunos de esos partidos, como el movimiento búlgaro Ataka y su líder carismático Volem Siderov, reciben financiación del Kremlin. Esa denuncia surge de los cables de la diplomacia norteamericana revelados por WikiLeaks y el sitio búlgaro de información Bivol.



En una de sus comunicaciones al Departamento de Estado, el exembajador en Sofía, John Beyrle, escribe que Ataka "recibe fondos considerables de los rusos". El diario del movimiento Ataka "se hace eco de la propaganda pro-Moscú" y "ataca regularmente a Estados Unidos".



Las relaciones del Kremlin con la extrema derecha europea coinciden con los ataques del establishment ruso contra los partidos y dirigentes de Ucrania que buscan promover una política pro-europea. En ese sentido, no hay diferencias en el lenguaje que utiliza el aparato de propaganda del régimen y las definiciones que destilan los líderes del Kremlin.



El canciller ruso Serguei Lavrov, habitualmente moderado, calificó la sublevación popular de la plaza Maidan de Kiev de "revolución parda". Esa definición constituye una alusión directa a los "camisas pardas" que caracterizaban el uniforme de las SA (Sturm Abteilung). En los primeros años de la década de 1930, ese cuerpo de élite tuvo una influencia determinante como fuerza de choque del partido nazi durante el ascenso al poder de Adolf Hitler hasta que fue desarticulado en 1934.



El ex presidente ucraniano Viktor Yanukovich se inscribió en la misma línea de acusaciones. En sus primeras declaraciones, después de haber renunciado al poder y refugiado en Moscú, se proclamó víctima de un "golpe de Estado similar al que perpetraron los nazis en los años 30". El fantasma de Hitler sigue presente en Rusia, invadida por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.



En ese sentido, el lenguaje del régimen reproduce casi con exactitud el vocabulario utilizado por la propaganda comunista. Esa terminología, sin embargo, contraste con la actual actitud del Kremlin con la extrema derecha, que más bien se asemeja a otro episodio histórico: las misteriosas relaciones de amistad que mantuvo Stalin con la Alemania nazi después de la firma del pacto germano-soviético. Ese acuerdo, rubricado el 23 de agosto de 1939 por los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países, Viacheslav Molotov y Joachim von Ribbentrop, quedó anulado en la práctica por la invasión de Rusia, lanzada el 22 de junio de 1942.



Putin fue aun más lejos que Lavrov y Yanukovich al denunciar el "buen trabajo" realizado por los "formadores occidentales". Con su ayuda, dijo, "los nacionalistas pudieron efectuar pogroms". Ese término de origen ruso designa las persecuciones masivas de judíos realizadas en toda Europa desde la Edad Media hasta el holocausto organizado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.



La duplicidad entre el lenguaje y el comportamiento de los dirigentes rusos comienza a suscitar interrogantes entre los líderes europeos, que tratan de adivinar cuál es la verdadera naturaleza del régimen que preside Vladimir Putin.




Meca de la extrema derecha, Moscú revela su doble lenguaje

 17 de abril de 2014

PARÍS.- Según Vladimir Putin, Ucrania está poblada por rusos y por fascistas. Ese maniqueísmo contrasta paradójicamente con la actitud de Moscú, que en los últimos meses se convirtió en la meca de la extrema derecha europea.


Desde que los manifestantes proeuropeos de la plaza Maidan, en Kiev, derrocaron al amigo del Kremlin, el ex presidente ucraniano Viktor Yanukovich, la aplanadora de la propaganda oficial se puso en marcha. Todas las cadenas públicas o privadas se pusieron al servicio del pensamiento único.


"Los europeos son colaboradores de los nazis, Rusia se ha vuelto el nuevo escudo contra el fascismo mundial", dijo hace poco Arkadi Mamotov, presentador estrella de la cadena estatal Rossia 2.


Y, sin embargo, la última en recibir una acogida triunfal en Rusia fue la francesa Marine Le Pen, líder del Frente Nacional (FN), de extrema derecha. El sábado pasado fue recibida con honores por Serguei Naryshkin, presidente de la Duma (cámara baja del Parlamento), que puso de relieve las "coincidencias" que existen entre Le Pen y el gobierno ruso sobre las formas de "resolver la crisis en Ucrania".


Naryshkin -ex dirigente de la KGB y luego del FSB, que fue propulsado a la presidencia de la Duma por su amistad con Putin- la felicitó por resultados obtenidos por el FN en las recientes elecciones en Francia y le deseó "buena suerte" en la próxima consulta para renovar el Parlamento europeo, el 25 de mayo próximo.


Le Pen, a su vez, definió la actual situación como una "guerra fría declarada contra Rusia". La presidenta del FN terminó su visita con una gira por el interior de Rusia y Crimea, y con una reunión con el viceprimer ministro Dimitri Rogozin, otro personaje del círculo de viejos amigos de Putin.


El FN es uno de los partidos europeos de ultraderecha más cortejados por el Kremlin. Esta visita es la segunda que realiza Le Pen a Rusia en menos de un año. La anterior fue en junio pasado. Su sobrina, Marion Marechal Le Pen, estuvo en Moscú en junio de 2012, muy pocos días después de ser elegida diputada. Por su parte, el consejero diplomático del partido, Aymeric Chauprade, viajó en marzo pasado para fiscalizar el referéndum sobre Crimea formando parte de una delegación del Observatorio Eurasiático por la Democracia y las Elecciones, organismo que dirige el militante belga de extrema derecha Luc Michel.


Esa delegación estaba integrada -entre otros- por el austríaco Ewald Stadler (ex FPO, el partido neonazi de Jörg Haider); el húngaro Béla Kovács, del partido antisemita Jobbik; el nacionalista americano-serbio Srda Trifkovic, y Pavel Chernev, ex brazo derecho del líder del partido de extrema derecha búlgaro Ataka.


Otro frecuente huésped del Kremlin es el húngaro Gabor Vona, líder del Jobbik, que también fue recibido en la Duma y en la célebre Universidad Estatal de Moscú.


Algunos de esos partidos, como Ataka y su carismático líder, Volem Siderov, reciben financiación del Kremlin. Esa denuncia surge de los cables de la diplomacia norteamericana revelados por WikiLeaks y el sitio de información búlgaro Bivol.


En una de sus comunicaciones al Departamento de Estado, el ex embajador en Sofía John Beyrle escribió que Ataka "recibe fondos considerables de los rusos". El diario del movimiento Ataka "se hace eco de la propaganda pro Moscú" y "ataca regularmente a Estados Unidos".


El canciller ruso, Serguei Lavrov, habitualmente moderado, calificó la sublevación popular de la plaza Maidan de "revolución parda". Esa definición constituye una alusión directa a los "camisas pardas" que caracterizaban el uniforme de las SA (SturmAbteilung).


Pero ¿qué es lo que une al actual gobierno ruso con la extrema derecha europea? ¿En qué coinciden?


"En el odio a Estados Unidos", responde sin hesitar el historiador y escritor francés Benoit Rayski. "Un odio tan profundo que, para ellos, ese país representa al demonio: el dinero, Wall Street, la potencia destructora de la americanización de las conciencias, el éxito económico?", precisa.


En su cruzada antioccidental, Putin fue incluso más lejos que Lavrov al denunciar el "buen trabajo" realizado por los "formadores occidentales". Con su ayuda, dijo, "los nacionalistas pudieron organizar pogroms". Un desolador término de origen ruso, que designa las persecuciones masivas de judíos realizadas en toda Europa desde la Edad Media hasta el Holocausto organizado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial





Frente Nacional denuncia las agresiones de la Unión Europea contra Rusia






Marine Le Pen propicia alianza geopolítica con Rusia


La agencia  Interfax  informa de que, la candidata a presidenta de Francia Marine Le Pen propicia la formación de una alianza franco-rusa. Francia y Rusia deben crear una alianza sólida para desplegar acciones conjuntas eficaces a nivel geopolítico, considera la candidata por el ultraderechista Frente Nacional.


La agencia Interfax informa de que, la candidata a presidenta de Francia Marine Le Pen propicia la formación de una alianza franco-rusa. Francia y Rusia deben crear una alianza sólida para desplegar acciones conjuntas eficaces a nivel geopolítico, considera la candidata por el ultraderechista Frente Nacional.


—Pienso que, históricamente, Francia y Rusia han desempeñado siempre un papel de complementación mutua, lo que ha influido de manera benéfica en el mantenimiento del equilibrio de fuerzas en Europa. Estoy firmemente convencida de la necesidad de una alianza ruso-francesa. En el mundo multipolar, en el que los planes de EEUU de tener  una posición dominante al precio que sea, puede llevar a una guerra. París y Moscú deben aproximarse, a fin de lograr juntos el mantenimiento de un equilibrio geopolítico, declaró la candidata, en una entrevista para la agencia Interfax.


Marine Le Pen añadió que la cooperación estrecha con Francia debe ser una piedra angular de la política exterior francesa.


La Agencia RIA Novosti informa de que el gobierno de Bielorrusia estudia la posibilidad de organizar una visita del  Papa Benedicto XVI al país eslavo. El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko declaró que, en su país estarían felices de ver al sumo Pontífice. “Pienso que no está lejos el día, cuando Su Santidad puede reunirse en Bielorrusia con sus fieles. En este sentido debemos trabajar con el patriarca bielorruso. Bielorrusia ha confiado siempre en el respaldo activo y en la ayuda de la iglesia católica”, declaró el mandatario en una reunión en Minsk con el nuncio apostólico en la república, Claudio Gudgirotti. Lukashenko indicó que estaba al tanto de la reacción de “algunos, sobre todo de la vecina Polonia y de otros países, a mi petición en el sentido de que la Iglesia Católica debe defender enérgicamente los intereses de los cientos de miles de católicos que viven en Bielorrusia”.


En Libia, dos rusos, tres bielorrusos y veinte ciudadanos de Ucrania comparecieron  ante un tribunal militar, acusados de colaborar con el régimen de Muamar Gadafi. Sobre ellos pende condenas severas que pueden llegar, incluso, a la pena capital. Esta situación ha sido inesperado para las autoridades rusas. Según las informaciones de Kommersant, los libios aseguraron  hasta un último momento que el asunto no llegaría a los tribunales. En la Cancillería rusa aseveraron que harán todo lo posible para mejorar las condiciones de reclusión de los arrestados y su pronta liberación. “Esta es una presión sobre Rusia”, declaró a la publicación Evgueni Satanovski, presidente del Instituto del Oriente Próximo, Evgueni Satanovski. Según sus informaciones, actualmente está en marcha el “el movimiento masivo de mercenarios, entre ellos, efectivos del Consejo Nacional de Transición de Libia, desde el territorio de Turquía para combatir del lado de la oposición en Siria


Un desempleado de veintitrés años de la ciudad de Ulan Udé, de Transbaikal, fue condenado a pagar una multa de quinientos millones de rublos por haber botado un pitillo junto a un bosque, que su vez ocasionó un incendio forestal que calcinó dos mil hectáreas de pinos. El periódico Nezavisimaya Gazeta escribe que esta es una multa récord para Rusia.





Aliados occidentales de Putin

¿Por qué en Europa extrema derecha está en el lado del Kremlin?

Por Mitchell A. Orenstein   este tiene poca credibilidad, pinchar  en el nombre



Gabor Vona, presidente de la húngara radical partido de derecha "Jobbik", pronuncia un discurso en un mitin en Budapest, 15 de marzo de 2014. (Bernadett Szabo / Cortesía Rueters)


Dado que una de las razones que manifiesta el presidente ruso Vladimir Putin para invadir Crimea fue impedir "nazis" desde su llegada al poder en Ucrania, es quizás sorprendente que su régimen está cada vez más cerca por el mes a los partidos de extrema derecha en toda Europa. Pero, en ambos casos, los motivos de Putin no son fundamentalmente ideológica. En Ucrania, simplemente quiere apoderarse de territorio que él cree que con razón le pertenece a él. En la Unión Europea, que espera que su respaldo a partidos marginales desestabilizará a sus enemigos e instalar en los políticos de Bruselas, que se centrará en el desmantelamiento de la UE en lugar de ampliarlo.


En Hungría, por ejemplo, Putin ha tomado el partido Jobbik bajo su ala. El tercer partido más grande en el país, Jobbik tiene seguidores que se visten con uniformes de tipo nazi, declaman retórica antisemita, y expresan su preocupación por la "colonización" israelí de Hungría. El partido ha aprovechado el aumento de apoyo a las políticas económicas nacionalistas, que son vistos como un antídoto para las políticas de austeridad impopulares y la liberalización económica de Hungría en los últimos años. Rusia está empeñada en aprovechar ese sentimiento. En mayo de 2013, de derecha nacionalistas rusos conectados por el Kremlin en la prestigiosa Universidad Estatal de Moscú invitó a presidente del partido Jobbik Gabor Vona hablar. Vona también se reunió con los líderes de Rusia a la Duma incluyendo Ivan Grachev, presidente del Comité de la Duma de Estado de Energía y Vasily Tarasyuk, vicepresidente del Comité de Recursos Naturales y la utilización, entre otros. En el sitio web Jobbik, la visita se caracteriza por ser "un gran avance", que hicieron "claro que los líderes rusos consideran Jobbik como socio." De hecho, ha habido rumores persistentes de que se paga el entusiasmo de Jobbik para con rublos rusos. El partido también ha criticado reiteradamente la Hungría de "conexiones euro-atlánticas" y la Unión Europea. Y, más recientemente, se llama el referéndum en Crimea "ejemplar", una palabra peligrosa en un país con poblaciones co-étnicas extensas en Rumanía y Eslovaquia. Parece que el partido se enriquece con nuevas políticas étnicas de Putin como estar alineados con su propio nacionalismo revisionista.


Lazos del Kremlin a la extrema derecha Frente Nacional de Francia también han estado creciendo más fuerte. Marine Le Pen, el líder del partido, visitó Moscú en junio de 2013,



El líder de Jobbik afirma que su formación es la más fuerte de la UE.




El poder de la extrema derecha en Europa


Una breve mirada a los Partidos europeos










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