martes, 14 de enero de 2014

Crónica de un conflicto anunciado: el bulevar de Gamonal en Burgos y sobre el empresario corruptor y delincuente Antonio Miguel Méndez Pozo


 Manifestaciones contra la reforma urbanística de la calle Vitoria

Ismael Arnaiz   13-01-2014 Periódico Diagonal/ La Haine

Las continuas movilizaciones de los vecinos del barrio de Gamonal en Burgos contra el proyecto de bulevar de la calle Vitoria han saltado a las portada de todos los medios de comunicación del Estado, tras dos noches en las que se han producido enfrentamientos entre los vecinos de este barrio y las unidades de antidisturbios desplazadas a la capital burgalesa desde Valladolid y Madrid para intentar frenar la protesta. De momento, 40 personas han sido detenidas.

Los vecinos de este barrio obrero llevan oponiéndose desde que se dio a conocer el proyecto a esta gran operación urbanística, con manifestaciones que sacaron a la calle a miles de personas y que han sido desde un principio ninguneadas y desoídas por el actual alcalde del Partido Popular, con mayoría en el consistorio, Javier Lacalle.

Estas obras, tasadas inicialmente en 8,5 millones de euros, supondrán la sustitución de gran parte de la actual calle Vitoria, principal arteria de comunicación de la ciudad, por un bulevar que restaría dos carriles al tráfico rodado y, lo que es más importante, suprimiría centenares de plazas de aparcamiento gratuitas por 650 plazas privadas, con un coste estimado en unos 20.000 euros, que los vecinos deberán adquirir o arrendar si quieren aparcar en su barrio. A esto se une el problema crónico de aparcamiento derivado de la planificación de la zona. Este gasto ha sido justificado por el Ayuntamiento argumentando que con estos ingresos obtenidos por los aparcamientos financiarán la obra en cuestión.

El rechazo mayoritario a estas obras hunde sus raíces en una política global del Ayuntamiento, que ha basado su mandato en un desmesurado gasto público para la construcción de infraestructuras urbanas, como los consorcios de construcción del polígono de Villalonquéjar, la Variante Ferroviaria y la construcción de un nuevo hospital de gestión privada. Una nueva apuesta por el ladrillo y lo privado del Gobierno del Partido Popular que ha llevado al Ayuntamiento de Burgos a tener una deuda pública estimada en unos 500 millones de euros, entre los que se encuentra una deuda de 40 millones a proveedores directos de esta administración.

Construcción sí, gasto social no

Los beneficiarios de este gasto por parte del consistorio presidido por Javier Lacalle han sido las dos principales empresas de construcción de la ciudad: el grupo Méndez-Ordóñez, liderado por el constructor y presidente del Grupo Promecal (dueño del Diario de Burgos entre otras cabeceras), Antonio Miguel Méndez Pozo, y el grupo Arranz Acinas. Dos empresarios estrechamente vinculados al Partido Popular de Castilla y León y, en el caso de Méndez Pozo, el principal apoyo económico de José María Aznar en sus inicios, con un amplio historial de sospechas decorrupción urbanística a sus espaldas.

Este gasto público en operaciones urbanísticas ha venido acompañado por un recorte generalizado en la gran mayoría de los servicios sociales y públicos de la ciudad, con la argumentación de que en el Ayuntamiento no había dinero. En este marco se han reducido o suprimido las ayudas percibidas por la mayoría de las asociaciones sociales de la ciudad, al igual que las percibidas por los sectores más desfavorecidos de la sociedad burgalesa. Se ha cerrado por falta de medios una guardería pública histórica por su labor como la de Río Vena, se han suprimido líneas de autobuses urbanos y se han reducido derechos a toda la plantilla de empleados públicos municipales.

Los recortes en gastos y derechos que se están produciendo, al igual que en el resto del país, están golpeando con más fiereza si cabe en un barrio obrero como Gamonal, en donde el paro ahoga cada vez más a sus habitantes con continuos ERE y cierres de fábricas en los contiguos polígonos industriales. Una situación que, según se leía en una de las pancartas de la manifestación de ayer, deja una conclusión entre sus vecinos: “Si no tenemos futuro, por qué debemos respetar este presente”.

Una lucha que viene de lejos

Al igual que ahora, el barrio de Gamonal se levantó en agosto de 2005 contra las obras de un aparcamiento subterráneo que el Ayuntamiento del Partido Popular quería ubicar debajo de las casas de la calle Eladio Perlado. En ese momento las obras se frenaron y el entonces alcalde Juan Carlos Aparicio (PP) dio marcha atrás al proyecto.
Primer fragmento del documental ¿De quién es la calle?, sobre el conflicto urbanístico en Burgos.






PROMECAL, ladrillos, corrupción y prensa
Pascual Serrano
En el grupo de información regional Promecal confluyen toda una gama de corrupciones urbanísticas y escándalos políticos. Implantado en la prensa regional de Castilla y León y Castilla-La Mancha, y en el sector televisivo local de Navarra y de Castilla y León, Promecal es mayoritariamente propiedad del constructor Antonio Miguel Méndez Pozo y su familia. En 1992, la Audiencia de Burgos lo condenó –junto a ediles del PP– a siete años y tres meses de cárcel por falsedad en documentos públicos y privados, estafa y desacato.

No obstante, Méndez Pozo cumplió nueve meses de prisión y desde entonces su carrera ha sido un éxito hasta contar con los príncipes en la inauguración de la nueva sede de su empresa. Propietario de varias inmobiliarias y constructoras, tiene buenas relaciones con el Gobierno de José María Barreda tras su inversión en el aeropuerto de Ciudad Real, que le permitió contar con el respaldo financiero de la intervenida Caja Castilla-La Mancha. Su hijo, Miguel Méndez Ordóñez, también empresario, reconoció en 2006 haber invitado a altos funcionarios municipales y a un concejal del PP de Burgos a un viaje con todos los gastos pagados a la Costa Azul, y añadió que está dispuesto a hacerlo con quien colabore con sus empresas.

Y como Dios los cría y ellos se juntan, Méndez Pozo es socio de José Luis https://www.diagonalperiodico.net/global/jose-luis-ulibarri-la-gresca-por-contratos.html en la explotación de la licencia de Radio Televisión de Castilla y León en esta comunidad. Ulibarri tiene varias empresas de construcción y ha estado implicado en diversos escándalos, como la trama Gürtel. También está vinculado a medios audiovisuales valencianos y al grupo empresarial Begar, y está bien relacionado tanto con José Bono como con el PP.

Resultó adjudicatario de numerosas obras públicas, parcelas, infraestructuras, servicios y contratas cuando estaba legalmente inhabilitado para ello y carecía de capacidad paracontratar con administraciones públicas. En otra ocasión, una empresa suya adjudicataria deobras en el Ayuntamiento de Boadilla del Monte, resultó fantasma, no estaba registrada en la Seguridad Social ni tenía trabajadores.


Sobre el constructor del aparcamiento del Gamonal



Empresario corrupto y alcalde pepero enciende Burgos



Empresas vinculadas con MENDEZ POZO ANTONIO MIGUEL


Cargos directivos de MENDEZ POZO ANTONIO MIGUEL ANGEL


Méndez Pozo, el principal apoyo económico de José María Aznar en sus inicios,
Las amistades sustanciosas
Aznar mantuvo una estrecha relación política y personal con el constructor condenado Méndez Pozo

  • Jueves, 26 de noviembre de 1987. Salón de El Comendador del hotel Meliá, de Madrid. La Asociación Nacional de Promotores Constructores de Edificios cuenta, en su reunión anual, con un invitado de postín: José María Aznar, entonces presidente de la Junta de Castilla y León y presidente regional de Alianza Popular -hoy, Partido Popular-. Aznar presenta a la persona que se sienta a su derecha en la mesa presidencial, el constructor Antonio Miguel Méndez Pozo, quien habla sobre Gestión urbanística del suelo. Ahora, cuatro años y medio después, Méndez Pozo ha sido condenado a siete años y tres meses de cárcel, y el alcalde que amparó sus ilegalidades como constructor, José María Peña (independiente presentado por el PP), a 12 años de inhabilitación y siete años de suspensión de cargo público.
  • Méndez Pozo empezó de estudiante menesteroso. Ahora tiene una fortuna calculada en 20.000 millones de pesetas En otras, reuniones, José María Aznar mantuvo siempre la misma actitud: "Hay que ir con Peña"
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Tanto en el sumario como en el juicio del caso de la construcción, varios testigos relataron pormenores de las relaciones entre el líder del PP y los condenados. Así, se ha sabido que Méndez Pozo -quien nunca ha pertenecido a AP ni al PP- participó, junto a Aznar, en diversas reuniones políticas de la derecha burgalesa en 1987. Alguien ha testificado incluso que era el propio Méndez quien las convocaba.."¿Qué de dónde emanaba su autoridad? Todos sabíamos que tenía una autoridad moral que le venía de Aznar", dice de Méndez Pozo un antiguo dirigente de AP de Burgos. "Aunque no te lo diga nadie, ves el trato que había entre ellos, ¿lo entiendes?".

Listo para los negocios. Habilísimo para relacionarse con quienes tienen el poder. Paternalista con sus empleados. Colérico con quien le lleva la contraria. Y enormemente trabajador. Así definen a Méndez Pozo quienes mejor le conocen.
Méndez nació en Jaca (Huesca) y se crió en Zamora. En 1964, llegó a Burgos a estudiar aparejadores. Tenía 20 años y ningún dinero. Ahora tiene una fortuna calculada en unos 20.000 millones de pesetas. Es dueño de las tres inmobiliarias más activas de la ciudad -Río Vena, Espolón y Cluina-, inmobiliarias que, según confesó el propio Méndez en 1988, no repartían beneficios. ¿Qué se hacía con las ganancias? "Reinvertimos todo". Ha comprado la mayoría del capital social de Diario de Burgos. Ha contratado en Madrid asesores de imagen que le cuestan millones y abogados de minutas parecidas.

El estudiante menesteroso
Entre el estudiante menesteroso y el empresario ricachón hay toda una frenética actividad inmobiliaria que, según el tribunal del caso, ha conculcado la ley repetidas veces. "No había obstáculo, por importante que éste fuese", escriben los jueces, "que pudiese impedir al señor Méndez Pozo convencer a los señores Peña, Codón [ex teniente de alcalde, condenado a inhabilitación en esta misma causa], Muñoz Guillén y Martínez Llorente [concejales también condenados] para que resolviesen, en sus expedientes, conforme a sus intereses (...) contrariando de forma clara y manifiesta la legalidad vigente, con plena conciencia de que lo hacían".

La sentencia, que revela que Méndez Pozo era conocido en el Ayuntamiento como "el jefe", también habla de las relaciones del constructor con Aznar. "El señor. Méndez Pozo, gracias a la confianza entre él y Peña, llegó a adquirir un gran protagonismo político, pues en 1987 estuvo presente y tuvo intervención activa en varios almuerzos y reuniones en las que se trataron las diferencias que enfrentaban a las distintas opciones de la derecha burgalesa, asumiendo en ellas el papel de mediador, a pesar de que acudía a instancias del señor Peña, lo que no le impidió llegar a adquirir la confianza del entonces presidente de la Junta de Castilla y León, don José María Aznar López, quien estuvo presente también en alguna de dichas reuniones, llegando a encargar al señor Méndez Pozo un trabajo sobre la construcción en Castilla y León", dice, resumido, el fallo.

El 17 de junio de 1985, Aznar accede a la presidencia de AP de Castilla y León. Las elecciones autonómicas y municipales de junio de 1987 van a configurar un nuevo mapa en la región.

Para entonces, Aznar ya se había hecho con el control del partido en todas las provincias, salvo Burgos. La ciudad está gobernada por José María Peña, quien ha ganado todos los comicios locales de la democracia, encabezando como independiente las, listas de distintos partidos.

Muchos de los concejales de Peña son, como él, independientes. Tanto que, en vísperas de los comicios de 1987, Peña negocia con los dirigentes de AP de Burgos desde una posición de fuerza. Exige encabezar la lista y que al menos 11 de sus "independientes" vayan en lugares que garanticen su elección. El presidente de AP en Burgos, Vicente Mateos, no está dispuesto a claudicar ante Peña. Mateos se cree fuerte ante los dirigentes nacionales de AP: es senador y amigo de Manuel Fraga. Además, una encuesta dice que no necesita a Peña.

Inicialmente, el partido le apoya. El 9 de marzo de 1987, Mateos coincide con Antonio Hemández Mancha en un acto. El entonces presidente de AP le dice que se desprenda de Peña y que haga una lista propia. "Aznar tampoco apoyaba entonces al alcalde", cuenta Mateos, "pero muy pocas semanas después cambia de opinión y desde Valladolid nos llega la consigna: hay que aceptar las propuestas de Peña". Los enfrentamientos en Burgos son constantes y Aznar traslada la última palabra a Madrid. "Allí todos me exigieron que apoyara a Peña, aun a costa de destrozar el partido", recuerda Mateos.

En otras reuniones, Aznar mantuvo la misma actitud: "Hay que ir con Peña". Así se lo dijo reiteradas veces a un dirigente del partido. Ese mismo dirigente recibió una llamada de José María Cuevas, presidente de la CEOE, con idéntica petición: "El hombre es Peña; cualquier otra decisión es un estupidez". Desde la CEOE se niega ahora esa conversación.

Mateos no hizo caso. Cuando volvió a Burgos, montó una candidatura de AP. Un testigo presencial cuenta que el día que se presentó la lista, Méndez Pozo sufrió una lipotimia. Se le pasó pronto. La dirección nacional de AP ordenó inmediatamente retirar esa candidatura y expedientó a quienes la encabezaban. Además, nombró como administrador provincial de la campaña -encargado de ingresos y gastos- a un militante de base, Pedro Martín Iglesias, entonces socio de Méndez Pozo y ahora senador por el PP. La dirección nacional y regional de AP dio su apoyo a la lista de Solución Independiente (SI), la de Peña.

"Si a mí me dicen entonces que había que apoyar a Peña porque convenía a las finanzas del partido, lo hubiera entendido", señala Mateos.

La campaña de SI fue espectacular. Nunca se supo lo que costó aquello. SI renunció a las subvenciones oficiales por votos. Para optar a ellas tenía que presentar su contabilidad completa de las campanas municipal y autonómica ante el Tribunal de Cuentas, y no lo hizo.

Finanzas y bancarrota

La candidatura de Aznar también contó con muchos medios, pese a que "AP estaba casi en quiebra en su sede central", recuerda un antiguo dirigente nacional: "Tuvimos que despedir al 40% de los empleados; Telefónica nos quería cortar las líneas porque les debíamos 11 millones; teníamos una deuda acumulada de 4.000 millones de campañas anteriores y los bancos nos habían pignorado los adelantos electorales".

Otro ex dirigente nacional conservador va más allá: "Cuando Hernández Mancha llegó a la presidencia se realizó un informe interno sobre las finanzas y la organización del partido. Todas nuestras organizaciones regionales estaban en déficít, excepto Castilla y León. Un segundo informe reveló que el flujo financiero provenía de Burgos".

Desde esas elecciones de 1987, que conceden a Peña su tercer mandato municipal y a Aznar la presidencia de Castilla y León, Méndez Pozo va a adquirir un notable protagonismo político.

La batalla de la provincia es feroz. En la Diputación Provincial había diez diputados del PSOE, siete de AP, seis de SI y dos del CDS. Peña quiere que uno de los suyos, Tomás Cortés, presida la institución. Pero dos miembros de AP se desmarcan y José Luis Montes consigue la presidencia. Y es entonces cuando Méndez asiste a reuniones internas de AP sin ser militante ni desempeñar ningún cargo público. A varias de ellas asiste Aznar.

Una se celebra en el hotel Condestable de Burgos el 8 de octubre de 1987. Otra, en Valladolid, en un comedor privado del RACE. Según declararía Montes más tarde ante el juez instructor -si bien luego lo matizó en el juicio- a ella fue convocado por Méndez Pozo. Montes se hizo acompañar por José María Arribas, parlamentario regional de AP por Burgos. Llegaron los primeros. Después llegó Peña. Y más tarde, juntos, Aznar y Méndez Pozo. Fue una reunión muy tensa. Exigían a Montes que rompiera el pacto con el PSOE y el CDS. No hubo acuerdo.

Esa tarde, Arribas y Montes fueron al despacho de Aznar en la Junta. Aznar les recibió en una estancia contigua a la suya. Según un asistente, a los cinco minutos se incorporó Méndez Pozo, quien entró sin llamar a la puerta. Cuando Arribas y Montes abandonaron el despacho, Aznar se quedó solo con Méndez.

Por aquellas fechas, Méndez y Aznar se veían a menudo. Celebraron otra reunión en el restaurante La Venta de la Petra, cerca de Burgos. Poco después de ese almuerzo, Aznar tenía que nombrar delegado de la Junta en Burgos. AP propuso a José Luis Calzada, pero Aznar designó a José Carracedo, un ingeniero que era socio de Méndez en su constructora Espolón y en una fábrica de cocinas.

A fines de 1987, el Colegio de Arquitectos de Burgos había realizado una encuesta que revelaba que 30 pequeñas empresas constructoras habían cerrado en los últimos años y que muchas otras habían abandonado Burgos. Muchos encuestados se quejaban de que Méndez recibía un trato de favor en el Ayuntamiento. Juan Renedo, recién elegido presidente de la Federación de Empresarios de la Construcción, viajó a Madrid para intentar, por acuerdo de la organización, entrevistarse con Aznar y exponerle el problema. "Sabíamos que iba a intervenir en las jornadas del Meliá de Madrid y allí nos fuimos. Y cuál fue nuestra sorpresa cuando nos encontramos con que Aznar y Méndez no se separaron en ningún momento. Primero, Méndez esperó a Aznar en la puerta del hotel, pese a que hacía muchísimo frío. Luego, le cogió del brazo y estuvieron paseando a solas por los pasillos durante un largo rato. Después, Aznar presentó la ponencia de Méndez. Y más tarde se fueron juntos a comer".

Pocas semanas después, en febrero de 1988, la Federación de Empresarios de la Construcción presentó la demanda que ahora ha acabado con las condenas.

Pero antes hubo otros episodios que relacionan a Méndez con Aznar. En enero de 1988, AP celebró su congreso provincial de Burgos. Hubo dos candidaturas a la dirección. Perdió la que había acogido a los miembros de SI que habían decidido tomar el carné de AP y que estaba apoyada por Aznar, quien asistió a las sesiones. Como también asistieron Peña y Méndez, pese a que no militaban en el partido.

Pese a las distintas relaciones, entrevistas y reuniones entre Méndez y Aznar, el presidente del PP no admitió en sus respuestas a la Audiencia de Burgos más que un conocimiento profesional del constructor, derivado de su preocupación "por la mejora de la situación económica de Castilla y León". Aznar declaró que "pedía la opinión y sugerencias a muchas personas, entre ellas a Antonio Miguel Méndez Pozo". Del trabajo sobre la construcción castellano-leonesa pedido por Aznar a Méndez Pozo del que se habla en la sentencia no hay constancia en los archivos de la Junta.

En vísperas del congreso provincial de AP, algunos de los que apoyaban la candidatura que acogía a los miembros del grupo del alcalde, entre ellos Méndez Pozo, se reunieron en el domicilio particular de Aznar en Valladolid, un piso de 120 metros cuadrados en la Acera de Recoletos. Aznar, que tenía gripe, les recibió en bata. Según un asistente, no debía de ser la primera vez que Méndez visitaba la casa, pues se desenvolvía con mucha soltura. "Cuando necesito ir al servicio, ni pidió permiso ni preguntó dónde quedaba. Fue directo".


EL EMPRESARIO Y DELINCUENTE MIGUEL MÉNDEZ POZO, CLAVE PARA ENTENDER LAS PROTESTAS EN BURGOS



"El Jefe" El caso de la construcción de Burgos.Burgosdijital entrevista al coautor de este libro


Publicado el 18/03/2012

Este vídeo forma parte del blog: http://burgos-dijital.blogspot.com



El libro "El jefe. El caso de la construcción de Burgos" a golpe de clic.



Qué está pasando en Burgos
Para entender a qué viene la durísima oposición de los vecinos del barrio burgalés de Gamonal a las obras de un simple aparcamiento hay que remontarse mucho. Al menos un par de décadas.

13/01/2014

Como siempre que un conflicto estalla, las causas rara vez se pueden explicar con lo que sucedió el día anterior. Para entender qué está ocurriendo en Burgos y a qué viene la durísima oposición de los vecinos a un simple aparcamiento hay que remontarse mucho. Al menos un par de décadas, si no más.

Durante años, antes incluso de la llegada de la burbuja inmobiliaria, Burgos fue una de las ciudades con la vivienda más cara de España, solo superada entre las capitales de provincia por Madrid, Barcelona y San Sebastián. ¿La causa? A simple vista parecía inexplicable. Burgos no es ni mucho menos una gran urbe, unos 180.000 habitantes. Su población es estable desde hace años y, comparada con otras, apenas ha recibido inmigración. No tiene tampoco ninguna barrera natural para su expansión: está en mitad de un llano, sin esos límites que en otras ciudades pone la montaña o el mar. No tuvo tampoco un desarrollo económico excepcional: ni es un Silicon Valley, ni ha vivido ningún repunte industrial. Es una ciudad conservadora donde nunca parecía pasar nada, más allá de esa aparente maldición que obliga a la mayoría de los jóvenes a escapar. Conozco bien de lo que hablo. Nací en Burgos, estudié un año allí, en el Instituto Cardenal López de Mendoza, y gran parte de mis compañeros de estudios viven hoy en Madrid, forzados a emigrar por la falta de oportunidades en la ciudad.

Solo hay una razón que pueda explicar por qué en Burgos la vivienda se disparó: la corrupción urbanística. Durante años, un constructor y sus amigos manejaron las recalificaciones del Ayuntamiento, que controlaba la derecha. Ese constructor se llama Antonio Miguel Méndez Pozo, aunque todo el mundo le conoce como Michel Méndez Pozo. O como "el jefe". No solo se dedica al ladrillo. Es también dueño del Diario de Burgos, el periódico más leído y con más influencia en la provincia.

Con una mano, Méndez Pozo controlaba las listas de la derecha al Ayuntamiento, donde llegó a amparar una candidatura de "independientes" contra la lista de Alianza Popular. Con la otra, manejaba la política urbanística de la ciudad. Sus componendas con el Ayuntamiento llegaron a juicio a principios de los noventa. El propio José María Aznar –entonces presidente de la Junta de Castilla y León y líder regional del partido, además de amigo íntimo de Méndez Pozo– tuvo que declarar por sus estrechas relaciones con el constructor; Aznar reconoció que le pedía su "opinión", que era su asesor para temas urbanísticos. En 1992, el alcalde de Burgos, José María Peña, fue condenado por prevaricación a doce años de inhabilitación para cargo público. A Méndez Pozo le cayeron siete años y tres meses de prisión. Sin embargo, el constructor solo cumplió nueve meses antes de salir de la cárcel en tercer grado. Más tarde, el Gobierno de José María Aznar indultó al alcalde Peña, que volvió a presentarse a las municipales y salió elegido concejal (Burgos es así). 

La cárcel no fue un obstáculo en la carrera de Michel Méndez Pozo. Al contrario. Tras pasar por la trena, no solo no se convirtió en un apestado sino que aumentó aún más su fortuna, sus relaciones y su poder. Su grupo de comunicación, Promecal, se expandió a Castilla-La Mancha. Allí puso en marcha varios periódicos que fueron muy leales al PSOE hasta que ganó el PP. De paso, sacó tajada: sus empresas constructoras están entre las principales deudoras de la quebrada Caja Castilla-La Mancha. En Valladolid, se alió con el grupo PRISA para lanzar otro periódico, El Día de Valladolid. Puso en marcha la delegación autonómica para Antena 3, y también pactó con su antiguo rival, el constructor leonés José Luis Ulibarri, para montar juntos la televisión autonómica semipública –la paga la Junta– de Castilla y León.

Burgos fue y ha seguido siendo el bastión de Méndez Pozo. Con la ayuda del periódico, se ha impuesto antes y ahora al propio Partido Popular, en una extraña relación donde un hombre que nunca ha sido militante del partido es el auténtico poder. Los alcaldes cambian, y Méndez Pozo permanece. El Diario de Burgos un día calla y al otro se convierte en referente del periodismo de investigación, al destapar un escándalo con la factura telefónica de uno de los concejales del Ayuntamiento, casualmente uno con mala relación con el constructor. De fondo de estos navajazos, un proyecto: el del aparcamiento en el barrio obrero de Gamonal.

El Vallecas de Burgos

Para entendernos, Gamonal es el Vallecas (o el Hospitalet) de Burgos: un antiguo pueblo en las afueras de la ciudad que acabó anexionado por la capital provincial. El franquismo llevó a Gamonal el mayor polígono industrial de la ciudad y la inmigración rural convirtió el antiguo pueblo en un barrio obrero de aluvión, de inmensos bloques de pisos de ladrillo visto, donde hoy viven cerca de 70.000 personas en el barrio más densamente poblado de la ciudad.

La principal avenida de Gamonal, esa calle Vitoria donde el alcalde quiere construir el aparcamiento, es la antigua carretera N-1, que unía al antiguo pueblo con la ciudad. Por las noches, funciona un pactado sistema de aparcamiento en doble fila. Los vecinos se organizan entre ellos, según sus horarios, para dejar sus coches sin el freno de mano puesto. El barrio, tan poblado, apenas tiene aparcamientos. Cuando se construyó, los obreros no tenían coches. Hoy Gamonal, donde el paro se ha disparado, es el barrio de Burgos donde más se nota la crisis, donde viven las personas más castigadas por la situación económica.

Los vecinos se oponen al aparcamiento porque dejará la vía que une el barrio con el centro de la ciudad con solo un carril en cada dirección –ahora hay cuatro–, y porque se quedarían sin sitio donde aparcar. Los nuevos aparcamientos serán muy caros: 19.800 euros por cada plaza, que además no es en propiedad sino en alquiler por 40 años, por lo que después no se podrán vender con facilidad. Además, los vecinos no entienden que esa obra de 8 millones de euros sea la prioridad en un barrio sin apenas equipamientos y en un Ayuntamiento cuyas cuentas están al borde de la bancarrota.

Por supuesto, detrás del aparcamiento en Gamonal hay una sombra, omnipresente en la ciudad: la de Méndez Pozo. Ha sido una de sus empresas quien ha diseñado el proyecto y es la constructora de uno de sus socios habituales quien se ocupará de llevarla a cabo, si es que los vecinos no la logran parar. 

El Ayuntamiento confiaba en acabar con las protestas por la vía habitual: con el apoyo de los medios amigos. En Burgos hay dos diarios, ambos conservadores. Uno es de un imputado en la Gürtel, el otro de un condenado por corrupción. El Diario de Burgos es de Méndez Pozo y el otro periódico de la ciudad, El Correo, es de su socio en la televisión autonómica, José Luis Ulibarri, otro constructor leones, imputado en la Gürtel. El Correo, para más señas, se distribuye de forma conjunta con El Mundo. Además de con Unidad Editorial, el imputado Ulibarri también ha cerrado acuerdos con el grupo Vocento –editor de ABC–; ahora está aliado con EsRadio, la emisora de Jiménez Losantos. Todos estos negocios entre los editores de Madrid y los prohombres del ladrillo castellano explican también por qué el nombre de Méndez Pozo apenas se conoce fuera de Burgos.

Sin embargo, el apoyo de los periódicos de Burgos –como ejemplo, baste este manipulado artículo sin firma en el Diario de Burgos contra las protestas– no ha servido en esta ocasión para acallar las protestas. El Ayuntamiento ha olvidado algo fundamental: que ahora existe Internet y las redes sociales, donde la información es mucho más difícil de controlar.
Gamonal no es muy distinto a otros barrios obreros. Pero nadie podría imaginarse que fuese una ciudad aparentemente tan conservadora como Burgos donde se viviese un estallido así. Los turistas que visitan la Catedral olvidan que un tercio de sus habitantes vive muy lejos del elegantepaseo del Espolón, en el barrio obrero de Gamonal.

El PP está alarmado y ha llamado a capítulo al alcalde de la ciudad, Javier Lacalle. Su miedo es razonable. Lo que hemos visto en Burgos no es muy distinto a lo que ha pasado antes en otros disturbios como los de Londres o París. O a lo que podría pasar en otras ciudades españolas. Por mucho que el PP quiere mezclar esta protesta con la kale borroka, asegurando que los jóvenes violentos venían de otra ciudad –han inventado el "turismo manifestante"–, la realidad es que los detenidos son tan de allí como la morcilla o la catedral. Es lo que pasa cuando el paro juvenil se dispara y hay una última gota que desborda el vaso.

Dice Noam Chomsky que la violencia nunca surge de la nada. Tampoco en Gamonal.



7 razones por las que protestan los vecinos de Burgos




El bulevar costará ocho millones y eliminará los aparcamientos gratuitos
El parking costará otros cinco, costeados por las adjudicatarias, según el Consistorio
Con 18.000 parados, los ciudadanos no entienden este proyecto que ha encendido las protestas

La reforma de la calle de Vitoria, en Burgos, que ha puesto en pie de guerra a los vecinos del barrio de Gamonal, prevé la construcción de un bulevar de un carril por sentido para vehículos, que sustituirá a los cuatro hoy existentes. El proyecto también contempla un carril para la circulación de bicis.

Una de las mayores críticas de los habitantes de la zona es que con la nueva cara que se le quiere pintar a la calle se eliminarán las plazas de aparcamiento para coches. Pero los vecinos también critican duramente la intención del Ayuntamiento de restringir en el bulevar la circulación de taxis, autobuses, ambulancias y vehículos de residentes.

Gamonal es un barrio con 30.000 viviendas, con un importante parque de vehículos y gran densidad de circulación

El diseño sí tiene en cuenta la construcción de un aparcamiento bajo tierra con 246 plazas. Cada una de ellas costará 19.800 euros y dará derecho a su uso durante 40 años.

Gamonal es un barrio con 30.000 viviendas, con un importante parque de vehículos y gran densidad de circulación; y los ciudadanos se han acostumbrado a aparcar incluso en doble fila. “Nosotros nos entendemos, funcionamos bien así, no necesitamos aparcamientos de pago”, denuncian los vecinos que previsiblemente verán hoy cómo las máquinas comienzan a perforar el asfalto de la calle de Vitoria. Las obras tienen un presupuesto de ocho millones de euros, más otros cinco para el aparcamiento subterráneo. Pero, según afirmó ayer el alcalde Javier Lacalle, eso lo cubrirán las empresas adjudicadas.

Burgos tiene un censo de 18.000 parados. Es la razón principal por la cual la mayoría cree que “ahora” no conviene gastar el presupuesto municipal en un bulevar. Quienes protestan creen que hay otras prioridades en la zona, como arreglar la biblioteca pública, reparar las aceras y ampliar el alumbrado de las calles. “Hay que pagar las deudas, y crear un sinfín de servicios sociales antes de esta reforma que solo embellecerá la ciudad”, afirma E. P. R., una mujer de 35 años desempleada, que prefiere no dar su nombre, según explica, por miedo a “represalias policiales”.




Bulevar C/Vitoria NO






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