lunes, 13 de mayo de 2013

El 15M pasó, la PDLD llegó y Gramsci se quedó




Por Shangay Lily 13 mayo 2.013

 



Ayer me retrasé en mi viaje hacia el pasado —porque eso era el 12M, una celebración del pasado— y cuando llegué a las 21 h. me di cuenta de que todo había pasado. El 12M había pasado, el 15M había pasado mucho más, y todo aquello era el pasado.

En Sol sólo había medios de comunicación, focos buscando el pasado, reporteros buscando el pasado, técnicos de sonido buscando el pasado, enlaces carísimos buscando el pasado, y muchísimos cámaras hambrientos por buscar alimento para su máquina criticadora, fagocitadora, asimilacionista del pasado. Pero no había nadie del pasado a quien entrevistar más allá de cuatro remolones que intentaban con obstinación reconstruir la magia de aquél fin de semana de 2011, pero esta vez rodeados de policía, vallas y amenazas de multa.

Pero más allá del masivo asedio policial, lo que más llamaba la atención en aquella desolada plaza era la notable presencia de los medios de comunicación. Aquél desmesurado despliegue mediático tomaba tintes de esperpento berlangiano con un reportero de Antena 3 subido a una escalerita —aparentemente esperaba poder suplir así su corta estatura o sobresalir entre la inexistente muchedumbre— plantado en medio de un círculo de curiosos que competían con el círculo —mucho más numeroso— que unos pasos más allá aplaudía a un mimo. Al fondo, tras el imprescindible cartel conspiranóico sobre el 11S, Bin Laden y la CIA (sin alusiones al New World Order, no sería el 15M), se acertaba a otra compañera televisiva subida en la fuente y varias unidades móviles rodeándoles, capitaneadas, claro, por la sempiterna camioneta blanca de la cadena sueca Sveriges Television (SVT) que se pasó todo el 15M aparcada en el mismo sitio.
Para ver la foto mejor pinchar en la foto:



Mi estupor sólo me dejó esta foto que creo resume a la perfección “el paradigma 15M”: la “m” no era de “mayo”, sino de “mediática”. Por más que los indignados se pasasen todo aquél verano afirmando que los medios les habían boicoteado, sólo había que pasarse por allí o por cualquier quiosco para saber que el 15M fue una especie de última burbuja de la era dorada que ya agonizaba. Después vinieron los recortes a destajo, las descargas, la criminalización y la movilización concreta.

Yo siempre he sido muy crítico con la pose sin amenaza que rodeó a todo el 15M. Aunque estuve involucrado en la mayoría de asambleas actos y franquicias derivadas (en el Círculo de Lectores asistí a la presentación de un libro de lemas del 15M publicado por una editorial del grupo Planeta a muy alto precio, nada de copyleft, muy copyright y muy marketing contradictorio con lo que se pedía en la plaza), insistía en que el activismo tenía que ser más concreto, más real, más práctico… más de izquierdas. Pero había un empeño extraño en apoltronarse en lo difuso, en lo equidistante, en lo tercerposicionista (de ahí las sospechas de que UPyD estaba detrás, aunque cada día era alguien nuevo quien estaba detrás: PSOE para el PP, IU para el PSOE, el PP para IU, los Rockefeller para los que te echaban el espray entre las acampadas…). Muchas figuras oscuras hicieron un esfuerzo en negar la izquierda e incluso aliarse a figuras netamente neoliberales como Punset, Dans, Mario Conde o incluso líderes del PP como el secretario ejecutivo provincial del PP en Zaragoza Lorenzo Abadia .

El tiempo ha despertado a muchas indignadas que ya no están para hacer cursillos de cocina vegana o lemas reciclados del 68. La gente ya no tiene casas, trabajos ni aifons como los que se veían en Sol a la puerta de las tiendas de campaña. Ahora se han quedado las y los activistas de verdad y han surgido movimientos sociales que recuerdan que sí que existe una cosa que se llama lucha de clases y otra que es la izquierda. Ahora es más necesario que nunca plantar cara a ese monstruo neoliberal que está haciendo negocio con nuestros derechos y criminalizando, castigando, encarcelando a quien denuncie su chanchullo.

El problema ahora no es protestar, es conseguir logros concretos, detener ese saqueo de lo público, ese aprovechamiento del estado de shock que Naomi Klein tan bien describe para cambiar el modelo e implantar el capitalismo del desastre. Ya no vale la pose de revolucionario con dos carreras que lucha por mantener el sistema con sus hipotecas y oposiciones. Ahora hay que luchar por despertar a la gente del estupor que los medios de comunicación que inflaron aquella “burbuja antisistema” que nunca lo fue consiguió imponer.

Aunque sería enormemente injusto olvidar que parte de estos quincemistas luego apoyaron a los movimientos sociales que definitivamente plantaron cara al sistema: las mareas, la PAH, Salvemos Telemadrid y tantas otras. Pero ahora estamos en el momento de necesitar romper el cerco mediático que distorsiona y criminaliza a esos movimientos sociales. Ahora tenemos que aprovechar las redes sociales, blogs y demás herramientas de internet para indormar, arropar y legitimar estos movimientos sociales y activistas que son criminalizados, estigmatizados y difamados por sus plataformas propagandísticas.

Recuperemos al intelectual orgánico del proletariado.

El filósofo y teórico marxista Antonio Gramsci lo ilustró muy bien cuando explicaba su teoría de la «hegemonía cultural» como la dominación y mantenimiento de poder que ejerce una persona o un grupo para la persuasión de otro u otros sometidos, minoritarios o ambas cosas, imponiendo sus propios valores, creencias e ideologías que configuran y sostienen el sistema político y social, con el fin de conseguir y perpetuar un estado de homogeneidad en el pensamiento y en la acción, así como una restricción de la temática y el enfoque de las producciones y las publicaciones culturales. Según Gramsci, los elementos fundamentales de la represión no son los económicos, sino los de orden cultural. Y ahí es donde aparece lo que él llamaba el `intelectual orgánico del proletariado’.

Parte de esta consciencia que hay que recuperar la resume el estudio La cultura y el papel de los intelectuales. Ahí os podéis dar cuenta de hasta qué punto nos han aborregado y acostumbrado al discurso neoliberal.

Debemos saber que nos están criminalizando, acosando, adoctrinando desde sus medios de comunicación que declaran cualquier cosa que se salga de la pose como “nazismo”, “etarra” o terrorismo. Un discurso que justifica que apaleen, mate o torturen a cualquier joven, vieja, pobre que demande justicia, ni digamos a las y los que se atreven a la desobediencia civil. Luego sacarán su neolengua y distorsionarán todo, convirtiendo a la víctima en verdugo y al verdugo en víctima.



Por todo esto tengo el orgullo de anunciar la presentación de la Plataforma en Defensa de las Libertades Democráticas el próximo jueves 16 de mayo a las 19:30 horas en el Club de Amigos de la UNESCO de Madrid (Plaza de Tirso de Molina, 8. 1º).

El acto, de entrada libre y gratuita, será presentado por el actor y cofundador del grupo ANIMALARIO Alberto San Juan y durante el mismo intervendremos: Óscar López Corral (miembro fundador de la plataforma), Shangay Lily (marica roja disidenta nata), Nega (miembro del grupo de rap “Los Chikos del Maíz”), Rubén Gómez Garralón (profesor interino en lucha del sindicato STEM-INTERSINDICAL), Ángel García (miembro de Salvemos Telemadrid), Alfonso Pérez (delegado sindical de CTA Iberia) y Gabriel Tuesta (Presidente de la asociación de inmigrantes COIN), para hablar de la criminalización de los movimientos sociales y las estrategias que desde la izquierda podemos plantear para defendernos de este acoso.

No estamos ante una suma de represiones concretas sino ante el paradigma de la vuelta al estado policía. Fin del modelo de estado del bienestar y fin del modelo de estado de “libertades”.

El actual gobierno del PP está empeñado de lleno en esa batalla. El proyecto de reforma del Código Penal, que no tardará en ser debatida parlamentariamente, prevé cuestiones como la elevación de grado del concepto violencia que se expresaría en cuestiones como considerar la resistencia pasiva como delito de resistencia a la autoridad, es previsible una mayor vigilancia de la difusión por Internet de convocatorias de manifestación a las que, de partida, tenderían con mayor facilidad a ser consideradas violentas. Se penaliza con cárcel la acogida a inmigrantes sin papeles. Igualmente se incorporan cuestiones como la figura del “sujeto plural” dentro del delito de alteración del orden público, que podría vincularse con manifestaciones y que permitiría criminalizar y castigar no sólo al individuo sino a la propia organización. Además “se regula como supuesto atenuado la entrada o invasión colectiva de oficina o establecimiento, cuando se altere indebidamente su normal actividad, aunque no lleguen a producirse actos de violencia o amenazas.” Para el caso de manifestaciones con cierto grado de violencia se equipara la cometida contra personas y la cometida contra cosas.

El Estado social que ya se ha convertido en Estado liberal al estilo del siglo XIX se convierte paulatinamente en Estado policía. Recortes sociales y recortes de libertades son ya dos caras de la misma moneda. Los segundos son necesarios para garantizar la disuasión o represión de la víctima del saqueo capitalista, que no es otra que la clase trabajadora, los parados, los pensionistas, los sectores más débiles de nuestra sociedad. Nos quieren empobrecidos y derrotados y para ello nos necesitan mudos y desmovilizados.

Creo que queda claro, pero si queréis haceros una idea más gráfica, os dejo este video-manifiesto justamente titulado Con lxs trabajadorxs. Por las libertades:


 

 

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