sábado, 2 de junio de 2012

Cuba: el socialismo, dice la burocracia, era verde y se lo comió un chivo

Cuba: el socialismo, dice la burocracia, era verde y se lo comió un chivo  
Por El Francotirador del Cauto  miércoles, 30 de Mayo de 2012 

Ha llegado el momento de que la izquierda cubana toda, convoque al Congreso de la Nación
Reflexiones
Alguien una vez afirmó, que para los que no tenemos creencias, la democracia es nuestra religión, mientras que otro dijo que era mejor viajar lleno de esperanza que llegar, y ambas ideas le vienen como anillo al dedo a la izquierda socialista democrática cubana, sobre todo porque a lo que hemos llegado nada tiene que ver con nuestras utopías socialistas y es por ello que seguimos viajando llenos de esperanzas.
Nuestro estado en lugar de democratizarse aúpa en su crisis a la Iglesia Católica y a la pequeña propiedad privada y con su actualización del modelo intenta quitarnos las esperanzas socialistas con tal de llegar rápidamente al capitalismo.
Y no es que esté en contra de que la Iglesia tenga su pedacito del pastel, no,  lo que me incomoda es que el beneficio es solo para ellos y para los que aspiran a la explotación del trabajo ajeno para enriquecerse y a ese paso al resto de la población cubana no le  tocarán ni las sobras.
Indiscutiblemente que los marxistas que quedan en Cuba son considerados como mala compañía.
Al comentar este artículo con otro de los pocos marxistas que quedan en Cuba, es sintomático que los marxistas hoy por hoy son aquellos no beneficiados por el poder establecido, habría que ver si no cambian cuando obtengan alguna cuota de poder.
Pues bien, me decía ese amigo, que la vía pacífica nos llevará a la victoria. Tal afirmación me sembró la duda y por ello le respondí que en todo lo que había leído del moro se decía lo contrario, y que sin violencia idea o partido alguno había alcanzado el poder en la historia de la humanidad, la Revolución cubana es un buen ejemplo de ello.
Aclaremos. La violencia jamás la han iniciado los revolucionarios, siempre ha sido la respuesta a la violencia estructural y coyuntural de las élites en el poder, soy el primero que creo que debe ejercerse bajo  control popular y en el más amplio humanismo, pero no renunciar al mismo.
Le recordé además que aquellos que en el país habían optado por el pacifismo, estén o no financiados por los yanquis, solo habían tenido como resultado represión, golpes de los supuesta fuerzas populares, (léase grupos formados por la seguridad del estado) y penas de prisión, se han visto limitado en sus derechos y expuestos ante el público por la propaganda oficial como apestados.
Esa lucha es para monos, le dije, el revolucionario tiene que tener siempre a mano capacidad de respuesta, devolver golpe por golpe e idea por idea, de lo contrario el ensañamiento del poder no tendrá fronteras y si hay ensañamiento que sepan que tendrán respuestas.
De todas formas, no es el partido, sino el pueblo quien decide a quien pertenece las calles y al paso que vamos pertenecerá a la delincuencia, incluida la estatal, por la apatía popular que se visualiza por doquier.
Fue entonces en que mi compañero me ataca diciendo que si era de tal opinión, por qué me había opuesto hace unos años a la realización del Congreso de la Nación.
Sorpresas que te da la vida, como si mi opinión hubiera sido el factor por el que no se hubiera desarrollado tal idea en aquel momento. A esto es lo que yo llamo un golpe bajo, mucho más bajo que la de una comentarista que en aquella ocasión me llamó cobarde, pero con una palabra más fea.
Creía en aquellos momentos, respondí a mi amigo, que había que confiar en los hombres, y más en una vanguardia que había garantizado siempre nuestra independencia y soberanía, y que yo consideraba se habían apartado del socialismo, pero que tenían por delante un Congreso donde podían regresar al ruedo.
Ya pasó el congreso, y hasta la conferencia partidaria, y nada de la nueva política, salvo la palabrería, que no nos conducirá hacia el socialismo, y por eso creía que era hora de aunar los esfuerzos de todos para lograr nuestros objetivos.
Le expresé además, que si los que hoy se consideran vanguardia de nuestra  sociedad creen positivo darle espacio a la Iglesia, antigua enemiga de la Revolución, entienden además que puede permitirse a pequeña escala la explotación del hombre por el hombre, ven con buenos ojos que millonarios de la comunidad cubana en el exterior den conferencias en Cuba y puedan invertir sus riquezas en el país, aprueban  además inversiones anti ecológicas como los campos del golf, permiten que millonarios compren terrenos y construyan sus residencias en el país, ¿por qué- entonces- no pueden darle la posibilidad a un sector de la población que sigue creyendo que el socialismo es posible y creen en un mundo mejor?
Claro, parece una antinomia, que si el estado dice luchar por el socialismo y nosotros también, ¿por qué estamos enfrentados? Pues, para el poco entendido, la razón radica en que ellos en la concreta facilitan    un socialismo antidemocrático y bajo control estatal que probó su inviabilidad el pasado siglo, y nosotros luchamos por un socialismo democrático donde la socialización de la propiedad de el tono vital a ese sistema.
Es por eso, le afirmé, que ha llegado el momento de que la izquierda cubana toda, convoque a ese Congreso de la Nación, y allí se manifieste indiviso el espectro político-ideológico que realmente permea nuestra realidad social.
Y aquí repito una idea leída en un análisis sobre la visita del Papa que aparece recogida en el boletín Convivencia. “Los cambios no vendrán desde afuera, ni desde arriba, sino desde adentro y desde abajo, lo que equivale a decir: ejerciendo la soberanía de cada ciudadano de forma personal y corporativa”.
Entonces, todo es cuestión de momento y esa oportunidad ha llegado. Allí estaremos.


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